Y esta decisión del Magrama es la que está creando los últimos problemas en torno a la PAC, en especial entre aquellas organizaciones agrarias que defienden a los pequeños agricultores y ganaderos, que ven cómo los recortes se ‘ceban’ más en estos agricultores que en lo que denomina grandes propietarios’, aunque este término también debería aglutinar a las nuevas cooperativas que se van creando no sólo para competir con más posibilidades en el mercado mundial, sino como respuesta a estos recortes.

El primer ‘aviso’ claro ha llegado con el adelanto de las ayudas de la PAC

      Una buena muestra de este cambio se ha visto en estas semanas con el pago del anticipo de la PAC de 2014, donde se ha aplicado la modulación del 8,64% que aprobó el Gobierno de España para obedecer con el reglamento de la Unión Europea. Antes, a los agricultores que cobraban entre 5.000 y 300.000 euros de ayuda, se le quitaba el 10% para cumplir con Bruselas. Y a los que recibían más de 300.000, se les restaba el 14% de la subvención. En cambio, a los que recibían menos de 5.000 euros, se les dejaba toda la ayuda. Sin embargo, el Ministerio de Agricultura, este año —por primera vez—, decidió aplicar el 8,64% a todos por igual. Así, los que menos cobran aportan menos y los que reciben una mayor cantidad, ceden más.

      En el fondo, como reconocen las propias organizaciones agrarias, detrás de esta medida está al apuesta por la concentración, una medida que no se rechaza tajantemente, pero que se critica por el perjuicio a los pequeños agricultores y ganaderos, para los que se pide alguna forma de ayuda para subsistir, en especial en estos momentos donde la rentabilidad de las explotaciones y cultivos está alcanzado niveles preocupantes en cuanto a pérdida de beneficios.

     La alternativa para estos pequeños agricultores radica en las Comunidades Autónomas, que tienen un margen de actuación importante con las ayudas, que pueden dar, pero no parece que, más allá de muchas declaraciones de principios, vaya a haber una apuesta generalizada de destinar dinero a compensar estas ‘pérdidas’. Entre otras cuestiones porque tampoco disponen de tantos fondos como les gustaría.

      La concentración es el futuro y nadie, en realidad, duda de ello. La única duda que queda es saber si el coste e esta transformación será o no demasiado alto.

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