Mientras el sector de la aceituna negra sigue a la espera oficial de saber cuándo y cómo le afectarán los nuevos aranceles de EEUU, su presidente, Donald Trump, ha acusado este miércoles 25 a China de atacar de manera «despiadada» a los agricultores estadounidenses dentro de las tensiones comerciales entre ambos países y advirtió de las consecuencias a Pekín.

«China está atacando a nuestros agricultores, a los que saben que amo y respeto, como un modo de obligarme a continuar permitiendo que se aprovechen de EEUU», dijo Trump en su cuenta de Twitter.

«Están siendo despiadados en lo que será su intento fallido. Nos estábamos portando bien – hasta ahora! China ganó 517.000 millones de dólares con nosotros el pasado año», agregó en referencia al déficit comercial con el gigante asiático.

Gobierno reconoce que su agenda proteccionista provoca preocupación y ya causa efectos negativos sobre sus propios productores

El Departamento de Agricultura de EEUU lanzó el martes un plan valorado en 12.000 millones de dólares para compensar a los agricultores estadounidenses perjudicados por los aranceles de otros países, entre ellos China, aplicados en represalia a los impulsados por Trump.

De este modo, el Gobierno reconocía explícitamente que su agresiva agenda proteccionista ha comenzado a generar preocupación y causar efectos negativos sobre sus propios productores.

El cuantioso paquete de ayuda se destinará principalmente a los productores de soja, a los de leche y a los de carne de cerdo, algunos de los sectores más castigados por los gravámenes impuestos por China y otros países.

Estados Unidos inició a principios de julio una temida guerra comercial con China después de ir tensándose cada vez más las relaciones comerciales entre ambas potencias desde la llegada de Trump a la Casa Blanca.

La primera oleada de aranceles de Washington incluyó un castigo del 25 % a importaciones chinas por valor de 34.000 millones de dólares, una medida a la que desde Pekín respondió de igual manera.

A los pocos días, el Gobierno de Trump volvió a implantar gravámenes a los bienes importados de China, en este caso por valor de 200.000 millones de dólares, motivando medidas similares por parte del Ejecutivo del presidente chino, Xi Jinping.

Aunque Washington y Pekín han sostenido desde entonces varias rondas de conversaciones para rebajar las fricciones comerciales, ambas potencias no han logrado acercar posturas.

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