El sector agrario en general, y el de las cooperativas agroalimentarias en particular, ofrece muchas posibilidades de desarrollo profesional. El sector demanda perfiles capaces de cumplir con los retos futuros que plantea la producción de alimentos en toda su cadena de valor, tales como ingenieros agroalimentarios, veterinarios, informáticos, analistas y titulados en comercio y marketing, entre otros muchos. Sin embargo, pocos jóvenes suelen mirar hacia esta opción profesional como su primera preferencia.

Muchas veces, por desconocimiento, ya que las posibilidades laborales que ofrece el sector son ajenas al mundo universitario y al de la Formación Profesional. Para eliminar esta barrera, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía está ejecutando el proyecto “Intermediación experta en la integración profesional de jóvenes en las cooperativas agrarias”, iniciativa que se enmarca dentro de la Línea 3 para el Fomento del Emprendimiento Social del Programa de Apoyo a la Promoción y el Desarrollo de la Economía Social para el Empleo, que financia la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.

En este proyecto participan un total de 32 jóvenes (hombres y mujeres), estudiantes a punto de lograr su título en la universidad o en Formación Profesional, y ocho de ellos están realizando prácticas a través de convenios de colaboración con ocho cooperativas dedicadas a diferentes sectores productivos.

El objetivo que persigue Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía es fomentar la integración en el mundo laboral de estos jóvenes, que tienen su primer contacto con el mercado de trabajo a través de su incorporación en las empresas de economía social.

Es el caso de Cristina Muñoz Lozano, de 22 años, y estudiante del Grado de Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural de la Univesidad de Córdoba. Esta joven, que cursa la rama de hortofruticultura, está realizando sus prácticas en Cooperativas Agro-alimentarias de Córdoba. Asegura que fue en la carrera, en concreto, en una asignatura optativa, donde tuvo conocimiento por primera vez del sector cooperativo.

“En casi todas las empresas te piden experiencia, pero pocas apuestan por formar a los jóvenes”. Por eso, “es muy importante esta oportunidad que nos brinda el sector cooperativo, pues además nos permite trabajar en empresas que están afincadas en los pueblos, donde muchos jóvenes viven y quieren seguir viviendo”, señala Cristina Muñoz.

Olga Ronveskaya es otra de las jóvenes participantes. En Almería, donde reside, ha logrado terminar sus prácticas en la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería, Coexphal, que agrupa a 83 empresas hortofrutícolas. Actualmente cuenta con un contrato laboral, que compagina con su trabajo fin de Máster en Gestión de la Actividad Agroalimentaria.

Tanto sus prácticas como su actividad profesional las está desarrollando en el área de Igualdad. Una experiencia que califica “muy gratificante tanto en lo personal como en lo profesional”, pues “estoy aprendiendo mucho y espero seguir haciéndolo en el ámbito de las cooperativas, dado la importancia que tienen en la provincia de Almería”, explica Olga Ronveskaya.

Con esta iniciativa se pretende mantener el contacto entre las cooperativas y los nuevos talentos. Por ello, una de las acciones del proyecto es la constitución de una bolsa de trabajo para los alumnos y las alumnas participantes en el programa.

DOBLE FUNCIÓN

El proyecto cumple una doble función. Así, por un lado, se facilita el conocimiento y la toma de conciencia de los principios cooperativos a los jóvenes.

Y por otro, se sensibiliza a las cooperativas sobre el valor añadido que supone apostar por la juventud y reforzar los vínculos entre cooperativas, universidades y centros de Formación Profesional, además de facilitar el relevo generacional de las plantillas de las cooperativas.

También incluye una fase de formación, por la que se han realizado visitas a las cooperativas participantes para que la juventud conozca de primera mano las actividades desarrolladas en las mismas y visualice las oportunidades de desarrollo profesional en el futuro y dentro del ámbito rural. El broche de oro ha sido un taller formativo donde se ha dado a conocer los principios que sostienen a las empresas de la economía social agroalimentaria y las necesidades de las mismas.

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