Por ello, los tratamientos de los viñedos se realizan con cobre o azufre y para atajar, por ejemplo, los daños que ocasiona el gusano del racimo se apuesta por técnicas de control biológico, mediante técnicas de confusión sexual, que se realizan sobre sus 61 hectáreas de viñedo ecológico (la mayoría sabernet-sauvignon y chardonnay).

    Torres ha señalado que la producción ecológica es una tendencia mundial, pero también nacional, ya que aunque en España su consumo es aún incipiente, en torno al 1% del total alimentario, hay estudios, como el de la consultora Everis, que auguran que el consumo de productos ecológicos crecerá un 12 % anual hasta 2020.

    Ha detallado que "entre 1998 y 2008 la superficie mundial destinada al viñedo ha aumentado un 150%" y también en España ha sido uno de los cultivos que ha experimentado mayor crecimiento entre 2006 y 2010 al pasar, en el citado periodo, de 16.831 hectáreas a más de 57.000 hectáreas.

   Con un volumen de 264 millones de botellas en 2012 y una facturación que rozó los 1,6 millones de euros, cifras similares al año anterior, la gerente de la bodega ha apuntado que "el objetivo de la bodega no es crecer en volumen, sino en prestigio y calidad en el canal de hostelería y restauración".

    Por ello, la bodega mantendrá una producción estable "y rentable", de vinos de calidad y, en esta línea, se enmarca la certificación de "vino de finca" concedida por el Ministerio de Agricultura como reconocimiento a los vinos que proceden de viñedos singulares, de un terruño muy específico.

    Los vinos de Jean Leon que lucirán, también a partir de ahora, esta certificación de "vino de finca" serán los gran reserva Viña Scala (cabernet-sauvignon); y los crianza y reserva de las marcas Viña Gigi (chardonnay), Le Havre (cabernet-sauvignon) y Viña Palau (merlot).

    Son vinos que tendrán un nivel de exigencia mayor que el resto de vinos de la Denominación a la que están acogidos, en este caso, la DO Penedés y que coincide, este año, con el 50 aniversario de la bodega, que además ha dado un cambio de imagen a sus etiquetas.

    Además, supone un reconocimiento a la singularidad de los vinos procedentes de un viñedo único como consecuencia de una combinación de factores: una variedad determinada, en un tipo de suelo o terruño concreto y un microclima que favorece la máxima expresión del vino.

    Así, por ejemplo, según Torres, el viñedo debe estar cerca de la bodega; sus rendimientos tienen que ser un 15 % más bajo que el del resto de la denominación; obtener mayores puntuaciones en los comités de cata del Consejo Regulador; un viñedo de al menos 5 años y una trayectoria de un mínimo de diez años, entre otros requisitos.

   E n Cataluña, este reconocimiento de "vino de finca" es el segundo que se concede a nivel nacional, ya que la primera bodega que lució esta distinción fue René Barbier, de la denominación de origen calificada Priorat.

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