Lo han conseguido basándose en estudios previos de secuenciación de genomas de cloroplastos –los orgánulos celulares que se ocupan de la fotosíntesis- y localizando una serie de marcadores moleculares únicos para cada tipo genético. El estudio del ceiA3 ha logrado localizar un tipo genético muy concreto que sólo está presente en los aceites locales de acebuchinas, procedentes de olivos silvestres y de alto valor organoléptico.
El resultado de su trabajo ha sido publicado en una de las revistas científicas multidisciplinares más relevantes Plos One y servirá de base al diseño de test sencillos que puedan utilizarse para trazar de manera eficaz y rápida el origen de los productos, garantizando así sus propiedades saludables, las que han llevado al aceite de oliva a ser considerado un alimento medicinal por la prestigiosa Agencia de Alimentos y medicamentos (FDA) de los Estados Unidos.
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