Al quemar azufre se produce su difusión acompañada de una acción exotérmica, que impide que la enfermedad del oidio pueda prosperar. Desde el punto de vista fitosanitario, el tratamiento con azufre en este cultivo se considera ideal, ya que es económico, no contamina, ni deja residuos en los frutos.

     Sin embargo, al estar los quemadores situados por encima de las plantas, el calor y los vapores que producen deterioran los materiales de cubierta de los invernaderos y debilitan su estructura molecular, con el consiguiente peligro de que ésta se pueda ver seriamente dañada en caso de producirse un temporal de viento y perjudicar así a los cultivos que proteja.

    Según Josefa López, investigadora del IMIDA, se estudian posibles soluciones, tales como reducir las secuencias de aplicación de las sublimaciones de azufre o variar la tipología de estos hasta conseguir optimizarlos. También se contempla investigar la composición, aditivos y espesor de los plásticos para conseguir materiales más resistentes.

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