El desarrollo del ovario en un fruto depende de que ocurra la polinización y fecundación del mismo, y puede verse comprometido por condiciones ambientales adversas, explican las mismas fuentes. Hormonas como las giberelinas y las auxinas juegan un papel fundamental en el crecimiento adecuado del ovario una vez polinizado.
En la mayor parte de las especies de plantas el paso de flor a fruto no tiene lugar en ausencia de fecundación, sin embargo en determinadas condiciones existe la posibilidad de que el ovario de una flor se transforme en fruto sin necesidad de fecundación en un proceso conocido como partenocarpia.
La investigadora del CISC, Concha Gómez-Mena, explica que este estudio, realizado mediante ingeniería genética, ha generado plantas de tomate con esterilidad masculina bloqueando el desarrollo temprano de los estambres (los órganos sexuales masculinos en las plantas angiospermas).
Como consecuencia de ello, los ovarios de estas plantas se desarrollan sin necesidad de fecundación, y han dado lugar a frutos partenocárpicos (sin semillas).
El investigador del CSIC, Luis Cañas, añade que la eliminación genética de los tejidos masculinos de las flores ya se había realizado en otras especies como el geranio, la colza y el tabaco, consiguiendo así ejemplares estériles.
Pero, al contrario de lo que sucede con estas especies, las plantas de tomate modificadas desarrollan frutos partenocárpicos con gran eficacia", añade.
Este estudio ha conseguido crear plantas transgénicas estériles de tomate a partir de la variedad comercial conocida como "moneymaker", obteniendo frutos partenocárpicos de calidad.
Los frutos obtenidos mejoran las propiedades nutricionales del tomate, con un aumento de caretonoides como el licopeno, que tiene propiedades antioxidantes.
El estudio concluye por ello que la eliminación genética temprana de las anteras en plantas de tomate promueve la fructificación y genera frutos sin semillas y de calidad.
Este trabajo abre además nuevas posibilidades en su aplicación en el sector agronómico, como un mejor control de las cosechas; para los consumidores, ya que mejora sus propiedades nutricionales y saludables; y para la industria de procesado de tomate por la ausencia de semillas.