Según la información que adelanta el diario ABC, los residuos de la cadena de producción de origen animal se utilizan tradicionalmente en diferentes usos como combustible, abono o cebos para pesca, en un proceso que debe cumplir las especificaciones de una normativa europea.

     En concreto, los procedentes de animales sospechosos de padecer encefalopatía deben ser incinerados y sus productos finales solo pueden ser usados como combustible, por lo que la investigación se centra en averiguar si ese grupo de residuos ha podido mezclarse con los autorizados para elaborar piensos destinados a animales de consumo humano como vacas, cerdos o pollos.

Colaboración de la Junta andaluza


  
Por su parte, la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía ha ofrecido colaboración al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Osuna (Sevilla) en la investigación.

    Asimismo, ha señalado que, tras ser informada la Delegación de Agricultura de la Junta en Sevilla de las inspecciones realizadas por el Seprona en las citadas empresas hispalenses, puso "inmediatamente todos los instrumentos a funcionar", añadiendo que le consta que "se está encima de todo".

     Asimismo ha estacado que se pretende averiguar si también se han usado animales enfermos o no aptos para el consumo humano para obtener grasas con las que se hacen piensos para pollos, vacas y cerdos, introduciéndose así en la cadena alimentaria humana.

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