EFE.- Silva dijo a Efe que las inundaciones, provocadas por las intensas lluvias de la noche del domingo, han dejado sin pasto a miles de terneros que son propiedad de pequeños productores.

"El departamento produce 100.000 terneros anuales para su engorde como novillos y luego son puestos a la venta en los frigoríficos. Además ha quedado destruida la agricultura de autoconsumo, miles de personas han perdido sus medios de vida", señaló Silva.

El gobernador explicó que un 65 % de la superficie del departamento, de un total de 12.800 kilómetros cuadrados, está cubierto por humedales "en tiempos normales", que ahora se han desbordado.

"Ñeembucú es una reserva de humedales, con muchos arroyos y esteros y donde confluyen el río Paraná y el Paraguay. La situación es difícil, grave", acotó el gobernador.

Añadió que casi todas las carreteras y puentes del departamento están dañados o destruidos por la acción de las aguas, que ha dejado varias localidades aisladas, a las que se está asistiendo por aire con alimentos y medicinas.

La zona fue azotada la noche del domingo por fuertes precipitaciones que agravaron la situación en Ñeembucú, que todavía no se había recuperado de las inundaciones iniciadas en marzo en el departamento, enclavado en una llanura que dificulta la absorción del agua.

El lunes la Secretaria de Emergencia Nacional estableció un centro de operaciones en la ciudad de Pilar, la capital del departamento, donde se almacenan los alimentos, medicinas y pertrechos llegados en camión desde Asunción.

El reparto a las poblaciones aisladas por el agua se realiza por medio de dos helicópteros, aunque Silva estimó que es insuficiente para asistir a todos los damnificados.

El gobernador añadió que se han formado brigadas de voluntarios para limpiar los canales que conducen las aguas al río Paraguay, que están atascados por maderas y malezas arrastradas por el caudal.

Uno de esos desagües es el canal Arroyo Hondo, en el sur del departamento, que canaliza las aguas de localidades ahora aisladas como Cerrito, Laureles, General Díaz o Humaitá.

La situación en Humaitá preocupa también a las autoridades locales ya que las lluvias y la crecida del río Paraguay amenazan con dañar las ruinas de la iglesia de San Carlos Borromeo, inaugurada en 1861 y declarada Patrimonio Nacional.

Silva indicó que el agua ha causado el derrumbe de parte de la empalizada de madera que protege las ruinas y el casco histórico de Humaitá, donde el domingo cayeron 210 milímetros cúbicos de agua en solo dos horas.

"La parte caída tendrá unos 10 metros de extensión, pero el resto del muro de defensa está seriamente erosionado y urge una intervención", indicó.

El lugar fue visitado el martes por técnicos de la Secretaria Nacional de Cultura para acometer un plan de reparación a corto plazo que impida que las aguas lleguen hasta la iglesia.

El edificio, un símbolo para muchos paraguayos, fue destruido en su mayor parte durante la guerra de la Triple Alianza (1864-1870), en la que Paraguay fue derrotado por Brasil, Uruguay y Argentina.

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