Como recuerda la organización, mientras que la patata nueva se recoge y se comercializa durante la temporada, la patata de conservación se mantiene artificialmente durante hasta nueve meses a baja temperatura "perdiendo muchas de sus propiedades" a pesar de tener una apariencia externa similar. Está demostrado que el almidón de la patata a tan baja temperatura se transforma en azúcares al freír, lo que provoca que la patata se queme, o bien se cueza en el aceite cuando se baja la temperatura de fritura, lo cual incrementa el consumo de aceite y el aporte calórico

Se debe hacer frente a la patata de conservación francesa

     Como dato relevante, hay que significar que Francia exporta 800.000 toneladas de patatas a España, y sin embargo España no llega a exportar 3.000 toneladas a Francia, camiones españoles atraviesan Francia descargando las apreciadas patatas nuevas españolas en muchos países de la Unión Europea y luego regresan cargados esos camiones de patata de conservación francesa, barata, para que las consumamos en España.

     Por ello y ante el próximo inicio de la campaña de recolección de la patata en la provincia de Córdoba,  ASAJA anima a todos los consumidores a comprar patata nueva española, pues con muy poco esfuerzo podemos crear mucha riqueza en nuestro país y apostar por lo nuestro, generando además muchos puestos de trabajo.

     La patata es un producto muy saludable, ya que supone un aporte de hidratos de carbono con bajo contenido calórico y además también supone una fuente valiosa de Vitaminas A, B1, B2, B3, Fósforo, Hierro y Potasio. El consumo medio por persona se sitúa en España en torno a los 23 kilos de patatas frescas al año, que en patatas nuevas viene a suponer unos 23 euros/persona/año, mientras que de conservación supondrían 12 euros/persona/año, lo que supone un gasto adicional de poco más de 10 euros/año.

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