La localidad salamantina de Cantaracillo (Salamanca) albergará un proyecto para levantar una planta que transformará el estiércol vacuno de las ganaderías locales en biometano y enmiendas orgánicas de uso agrícola.

Se trata de una inversión de entre 20 y 25 millones de euros que podrá generar más de 15 empleos entre directos e indirectos en ambas localidades y activará la economía local al crear una cadena de valor en torno a la gestión de los residuos y su valorización.

En esta planta de biogás se tratarán hasta 150.000 toneladas cada año de estiércol vacuno de las ganaderías de la comarca (y un pequeño porcentaje de residuos de otras especies) mediante un proceso natural que se denomina digestión anaerobia, en el que bacterias que viven en ausencia de oxígeno, descomponen los residuos convirtiéndolos, por un lado en biogás con una alta concentración de metano y, por otro, en enmiendas orgánicas de uso agrícola.

Más de 20 ganaderos de la comarca de Peñaranda impulsan el proyecto y se han comprometido a aportar los estiércoles de su ganado a la planta, pues les ofrece una alternativa para gestionar los residuos que hace más sostenible su actividad y les proporcionará enmiendas orgánicas de proximidad para mejorar sus cultivos. De hecho, los residuos que se procesen en la planta llegarán de ganaderías situadas en un radio de apenas 20 km. alrededor de la planta, que se ubicará alejada de los centros de población y cercana a la autovía A-50.

“ESTE TIPO DE PROYECTOS SUSTENTAN EL DESARROLLO ECONÓMICO EN ÁREAS RURALES, FOMENTAN EL TEJIDO EMPRESARIAL Y AYUDAN A FIJAR POBLACIÓN»

La iniciativa supone también un modelo de colaboración entre ayuntamientos, ya que en Paradinas, la localidad con mayor número de ganaderías, los terrenos disponibles estaban afectados por  restricciones mediombientales, por lo que Cantaracillo  acogerá la planta, que estará dedicada a residuos de proximidad de ganaderías de las dos localidades y de otras situadas a, como máximo, 20 km a la redonda.

Juan Carlos Martín, alcalde de Canrtaracillo, afirma que “Este tipo de proyectos sustentan el desarrollo económico en áreas rurales, fomentan el tejido empresarial y ayudan a fijar población de manera sostenible y protegiendo el medio ambiente.

Según Bernat Chuliá, director de Genia Bionergy, compañía que desarrollará el proyecto, la digestión anaerobia de los residuos orgánicos es un proceso con múltiples ventajas, pues a nivel medioambiental evita emisiones de gases de efecto invernadero y olores o proliferación de insectos molestos  para las poblaciones, evita también la nitrificación de suelos y acuíferos y aporta una energía proveniente de fuentes renovables que impulsa la descarbonización de la economía. En un plano social, genera empleos cualificados en entornos rurales y activa un ecosistema económico local en torno al residuo como transporte y servicios auxiliares. Por último, afirma, “Convierte el estiércol vacuno en energía, contribuyendo a la independencia energética del exterior y enmiendas orgánicas, reduciendo la dependencia de los fertilizantes químicos y haciendo más sostenible la actividad ganadera”.

El biogás producido a partir del estiércol, mediante un proceso de upgrading, se convertirá en biometano en la misma planta y podrá ser inyectado a la red de distribución de gas natural, mientras que las enmiendas vuelven a las tierras donde los propios ganaderos cultivan el alimento de su ganado, generando un proceso de economía circular.

En esta planta de Cantaracillo se podrán generar unos 60 GWh/año de biometano, aproximadamente el 7% de las necesidades de los hogares y comercios de toda la provincia, avanzando así en la independencia energética y en la sustitución de los combustibles fósiles. El proyecto entra ahora en fase de tramitación administrativa y podría estar funcionando en 2025.

×