Banús ha subrayado que el cultivo en los últimos años "ha ido creciendo", con subidas anuales de entre uno y dos millones de unidades en las últimas campañas, una tendencia que continuará en el futuro, gracias al aumento de la demanda de este producto.

    En la actualidad, la temporada de calcot, que tradicionalmente alcanza su punto álgido en la segunda quincena de enero y continúa durante todo febrero, se encuentra en su recta final.

    No obstante, según explica Banús, en los últimos años los productores han trabajado para ampliar la campaña, adelantando el inicio ya desde noviembre y prolongando el final hasta mediados de abril.

    Por el momento, el "noventa y mucho por ciento" de las ventas de calcots se concentran todavía en Cataluña, según indica Banús, puesto que se trata de un producto que "se identifica mucho con algo de aquí, con mucho arraigo, incluso gente que ha venido de fuera ha acabado por asumirlo como propio".

    En su opinión, el éxito del producto se encuentra en el carácter social de la tradicional calcotada, ya que se consume "siempre colectivamente, con amigos, familiares".

    A pesar de su fuerte asociación con Cataluña, en los últimos años el consumo de calcot también ha comenzado a introducirse en otras zonas de España como Madrid o País Vasco, e incluso en puntos del extranjero como Londres, aunque aún "en cantidades pequeñas", precisa.

    Según el vicepresidente de la IGP, esta extensión se debe tanto a gente que ha viajado por trabajo o vacaciones a Cataluña y ha conocido el producto, como a catalanes que viven fuera de la comunidad y mantienen la tradición de celebrar calcotadas.

    En el ámbito promocional, la IGP ha concentrado sus esfuerzos en la asistencia a ferias en Cataluña y en acciones conjuntas con otros sellos de calidad catalanes.

    En el área de la investigación agraria, la IGP desarrolla actualmente en colaboración con la Fundación Miquel Agustí un proyecto de selección y mejora de semillas tradicionales, para conseguir avances como incrementar la productividad del cultivo o mejorar sus cualidades organolépticas.

    Entre otros aspectos, explica, persiguen potenciar la dulzura y reducir la fibrosidad, para "no solo producir más sino producir mejor".

    Banús ha subrayado que el calcot es un cultivo que no presenta "excesivas dificultades" y que es "muy fácil producir en ecológico", aunque a esta línea todavía se dedica un número muy pequeño de productores sobre el total.

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