EFE.- El segoviano Emiliano Muñoz, proveniente de una familia de tradición agrícola pero dedicado profesionalmente a la tecnología, comenzó a pensar hace cuatro años en cómo unir el campo y la informática en una iniciativa que permitiera a la gente «disfrutar de cultivar y comer sus propias hortalizas sin la esclavitud que supone cuidar un huerto a diario».

Del período de reflexión y prueba nació Huertea.com, una plataforma web en la que cualquiera puede convertirse en «hortelano a distancia». Tan fácil como seleccionar el tamaño de la parcela y elegir las variedades de hortalizas, cuyo desarrollo puede seguirse online, para después recibirlas en casa sin preocuparse de plantar, regar o tratar, explica Muñoz a EFEverde.

Huertea ofrece opciones para todos los públicos: hay huertos de tamaño «single», pareja, familia o gran familia, con superficies que van desde los 15 a los 100 metros cuadrados, en parcelas privadas o cultivo colectivo, con precios a partir de 12 euros al mes. Además, los hortelanos que así lo deseen podrán acercarse a la finca, situada en Tudela de Duero (Valladolid) para recolectar allí sus hortalizas.

La idea es que «la verdura que cultiva uno mismo siempre sabe mejor, pero además la experiencia de seguir la evolución de tu cultivo o incluso recogerlo es más gratificante», asegura su creador.

En una finca de 3 hectáreas cerca del Duero, Muñoz siembra, riega, trata y cuida hasta 54 variedades hortícolas distintas, desde acelgas hasta zanahorias, «pasando por plantas no tan comunes como la chirivía, la borraja o el colinabo», además de 20 especies de hierbas aromáticas.

Todo ecológico, «por convicción y por historia», pero además porque Muñoz está convencido de que «cuando haces este tipo de agricultura, en la que no castigas la tierra, vas rotando cultivos, echas estiércol de calidad y en cantidad, al final el terreno te lo agradece y tiene menos plagas y menos malas hierbas».

Cuando las hay, estos hortelanos las combaten con «dedicación, maña» y técnicas alternativas. «Por ejemplo, el pulgón se seca si lo fumigas con una disolución con jabón, a los insectos pequeños les espanta el olor a vinagre y a las hormigas el ajo o el cobre, aunque hay plagas, como el escarabajo de la patata, con las que no queda más remedio que agacharse e ir quitándolos uno a uno», señala.

La empresa reparte las verduras semanal o quincenalmente, desde mayo a noviembre, en cualquier punto de la península, a domicilio, en puntos Huertea (las oficinas del proveedor logístico) o en lugares de trabajo «si se unen para la entrega los pedidos de unos cuantos horticultores».

Desde la puesta en marcha, hace un año, han conseguido más de cien clientes, una cifra que va en aumento sobre todo en las grandes ciudades como Madrid, de donde son las tres cuartas partes de los que «huertean», apunta Muñoz.

Por eso, las perspectivas de futuro de Huertea no se quedan en la ribera del Duero. Muñoz espera tener huertos con su sello en las principales capitales de provincia españolas, porque confía en las posibilidades de lo que considera «una forma con futuro de comercialización directa desde el agricultor al consumidor, que elimina los intermediarios e involucra en todo momento al cliente, que obtiene una gratificación».

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