Mientras nuestros políticos están más tensos que nunca ante las elecciones del mes de mayo, la crisis económica por un lado y la Política Agraria Comunitaria por otro demuestran que, cambie lo que cambie, en Europa siempre mandan los mismos. Por desgracia, son quienes decidan lo que decidan, no favorecen a España. Francia y Alemania enseñan los dientes, ni siquiera los hábiles europarlamentarios italianos son escuchados, y la Comisión Europea adula, mima y piropea al Parlamento Europeo para luego marginarlo con desdén.
Pese a que muchos no se lo esperaban, el sector de las frutas y hortalizas, característico de la Comunidad Valenciana, ha quedado fuera de las ayudas directas de la PAC (que se contemplan en el I Pilar) y así será hasta 2020. ¡Menudo atrevimiento! Los excelentes productos agrarios alicantinos componen la dieta más saludable y gozan de gran prestigio entre los consumidores más adinerados de todo el mundo como demuestra el buen ritmo de las exportaciones. Sin embargo, nada, ningún apoyo. Todo queda, para no variar la errónea tendencia, en manos de la agricultura menos competitiva, las producciones continentales, las grandes superficies y los bajos rendimientos. Ni siquiera les importa que aquí se respeten todas las normas de calidad alimentaria y, por supuesto, les da igual que muchos tengan que conformarse con consumir lo que llega de Marruecos, Namibia o Tetuán.
En toda tormenta, no sólo hay viento en contra. Gracias a los esfuerzos de nuestros negociantes, aumentan los fondos de la PAC destinados a la Comunidad Valenciana. En total, nos llevamos 28 millones de euros más hasta plantarnos en los 204 millones. Aun así, queda mucho por avanzar. España recibe 8.000 millones y nosotros sólo percibimos un 2,5%.
Para poder obtener algún sostén y ahora que la Conselleria de Agricultura está elaborando el Programa de Desarrollo Rural 2014-2020 (II Pilar de la PAC), pedimos que apoye de manera decisiva al sector injustamente marginado, que pese a todo sigue generando justo lo que ahora más necesitamos: empleo y riqueza. Sólo apoyando a los productores de frutas y hortalizas con medidas exclusivas, se podrá hacer frente a la terrible atrocidad cometida, aunque hay más medidas que deben aprobarse para que así sea.
Mucho han hablado los mandamases de la Unión Europea del pago verde, el mantenimiento de los pastos o la supresión de la rotación de cultivos. Inmersos en su burbuja de poder y ganando bien, no se dan cuenta de que ningún agricultor ha preguntado por estos temas. Sin embargo, sí es una necesidad real que la dotación del III Pilar de la PAC se destine a apoyar a los jóvenes agricultores. Así, urge retomar de inmediato las ayudas destinadas a la primera instalación y las de modernización para potenciar la competitividad de las explotaciones. También debe continuarse con las mejoras en regadíos, siempre y cuando no supongan un incremento del coste del agua para riego, porque ya es un abuso que cueste 0,60 €/m3 cuando no podemos pagar más de 0,20-0,25 €/m3.
Además de frenar la imparable escalada de los imputs, todo el mundo sabe que lo que verdaderamente necesitamos es menos palabrería y más empleo. Así, los fondos de la PAC no deben ir destinados a los ayuntamientos, ni a arreglar las carreteras, ni a colocar plazoletas o farolas. El enfoque Leader sí o sí debe tener en cuenta a los 560.000 desempleados que ahora hay en la Comunidad Valenciana. Así y para evitar que el dinero se pierda por el camino, éste deberá darse de manera directa a las pequeñas y medianas empresas de los municipios rurales de interior. Recientemente, cuatro universidades públicas (UA, UPV, UV y UJI) han elaborado un informe en el que detallan que el 25% de los municipios de nuestro territorio posee menos de 500 habitantes. Destacan que urge atraer a jóvenes y mujeres a los ámbitos rurales permitiendo que sus iniciativas empresariales, se hagan realidad. ¡Políticos, tomar buena nota!.
Y así seguimos. Tratando de corregir las desavenencias de esta Unión Europea que tanto ha maltratado a los productores del Mediterráneo, pese a los excelentes resultados que obtienen. Ni les importa, ni les preocupa. Dentro de un año, para la mayoría de quienes ya no estarán en este mundo, el mundo agrario claro, la reforma de la PAC será una batallita más que contar a sus becarios o familiares. Los que sí seguirán al pie del cañón, si la PAC y el mercado así lo permiten, son los que se la juegan reforma tras reforma. No es lógico, ni equitativo y, por supuesto, susceptible de modificación.