Lorenzo Rivera / Coordinador de la Alianza UPA-COAG
El pasado 5 de abril, en Valladolid, bajo el lema “Mujeres y vida en el medio rural”, COAG y CERES, la federación de mujeres de COAG, celebramos una jornada en la que contamos con la participación de la ministra de igualdad, Ana Redondo y de la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco. En dicha jornada se analizó, entre otros temas, la perspectiva de género en los programas de impulso a la actividad agraria
Un estudio de COAG en este sentido analiza esta perspectiva en las ayudas comunitarias y concluye que solo el 27,5% de las ayudas directas y el 26,3% de las ayudas de Desarrollo Rural son percibidas por mujeres. Dicho estudio también demuestra que las tierras gestionadas por mujeres apenas reciben 3 de cada 10 euros de la PAC. Por tanto, desde COAG y Ceres, creemos que es urgente analizar la perspectiva de género en estos programas.
No lo decimos por capricho ni por quedar bien, sino porque consideramos imprescindible en todos los aspectos, el papel fundamental de la mujer en el Medio Rural.
En pleno siglo XXI, el patriarcado está obsoleto. Hay que reconocer que ha hecho mucho daño a la hora de conseguir la igualdad entre mujeres y hombres. Históricamente, la mujer ha sido en el medio rural, el eje no solo de la familia sino también de la explotación. Sea en titularidad compartida (607 en Castilla y León y 1.289 en todo el país) o sea como titular de la explotación agrícola y ganadera, la mujer gestiona perfectamente y en igualdad de condiciones que un hombre.
Debemos contribuir a que todas las mujeres se sientan plenamente integradas, valoradas y respetadas por la sociedad. Porque, apenas suponen un 30% las mujeres que trabajan en el campo como titulares de explotación. Ese mismo trabajo que históricamente han venido realizando en el campo y que nunca ha sido reconocido lo suficiente.
El número de jefas de explotación ha crecido un 22% en la última década. Por el contrario, el número de varones ha descendido un 16 por ciento. Si tenemos en cuenta el aislamiento y la despoblación del medio rural, este crecimiento es positivo pero insuficiente. La realidad es que, estadísticamente, las mujeres suponen en nuestro país más del 50% de la población. Y parece lógico que tendamos hacia la igualdad. Así debería ser también en el campo. Necesitamos relevo generacional y la mujer no debe quedarse atrás.
Además, en nuestra jornada sobre “Mujeres y vida en el medio rural” (en la que también participó como socio tecnológico este periódico) quedaron conceptos muy claros como el feminismo. Esto es, “movimiento político, social, académico, económico y cultural que busca crear conciencia y condiciones para transformar las realidades sociales, lograr la igualdad entre personas y eliminar cualquier forma de discriminación o violencia contra las mujeres”. Me atrevería a decir que todos somos feministas. La violencia y el maltrato o los abusos, no los podemos tolerar en ninguna circunstancia.
El feminismo busca alcanzar la igualdad de género. No es lo opuesto al machismo, que prioriza los derechos de un solo género: el varón.
En otros ámbitos del trabajo, la mujer ocupa puestos de responsabilidad importantes, como en la Universidad, la medicina, la judicatura, la política, los deportes, etcétera. El dato de empleo en España también lo avala: de los casi 22 millones de trabajadores, 10 millones son mujeres, casi la mitad. Por eso también en el campo esa tendencia debe crecer y debemos apoyar ese crecimiento, desde mi punto de vista.
Desde luego, desde COAG y Ceres defendemos juntos esa igualdad de derechos de la mujer para tener una sociedad más justa. Ayer celebramos el día de la madre. Pensemos todas y todos un poco en ellas.