En declaraciones a los periodistas, Arias Cañete ha señalado que, de las 189 pruebas realizadas, ocho han resultado positivas (4 % del total), y que las seis de las que ha citado su procedencia corresponden a los análisis efectuados por el Magrama.

     El resto de controles los ha llevado a cabo el Ministerio de Sanidad, con el que -según el ministro- se ha "repartido el trabajo" para que las muestras se tomaran con la mayor velocidad y eficacia posibles y cubriendo todo el territorio.

     Ha destacado que en ninguno de los controles se ha detectado la presencia de fenilbutazona, un antiinflamatorio veterinario utilizado en caballos destinados a deporte y silla o espectáculos, pero no a consumo humano.

     Según el ministro, "los mecanismos están funcionando bien" y en España la trazabilidad "es muy sofisticada".

     Arias Cañete ha explicado que se ha trasladado el resultado de estos análisis a la Comisión Europea y las Comunidades Autónomas para que se adopten las decisiones oportunas.

     En cuanto a las consecuencias para las empresas que han cometido este fraude, ha puntualizado que son las comunidades autónomas las que "tienen que ver" la sanción pertinente y "si son suficientemente disuasorias".

      En este sentido, ha recordado que el Gobierno prepara una ley de calidad en la que pretende revisar las sanciones.

La CE hará hoy público sus exámenes


   
Por su parte, la Comisión Europea (CE) publicará hoy martes día 16 los resultados de las pruebas hechas por los Estados miembros para detectar la presencia de caballo en productos cárnicos que se vendían etiquetados como vacuno.

     Los resultados incluirán "datos por países y a nivel europeo", explicó hoy a Efe el portavoz comunitario de Sanidad y Consumo, Frédéric Vincent, quien añadió que en el caso de España se han analizado 150 muestras de productos cárnicos.

     Además de las pruebas sobre ADN equino en la ternera utilizada en productos procesados, los Veintisiete han llevado a cabo otros análisis extraordinarios para determinar si la carne de caballo que llega a los mataderos europeos contiene rastros de fenilbutazona, un antiinflamatorio veterinario empleado en caballos destinados a deporte y silla o espectáculos, pero no a consumo humano.

       En particular, el Comité Permanente de la Cadena Alimentaria recomendó realizar un test por cada 50 toneladas de carne de caballo, así como llevar a cabo como mínimo cinco pruebas en cada país sobre esta sustancia potencialmente nociva para la salud humana.

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