El estanquero, que vende el tabaco en sus establecimientos y surte a bares y otros locales autorizados, tiene asegurada por ley una comisión del 8,5% por cada labor vendida, que está incluida en el precio.
Tanto fabricantes como estanqueros se han quejado de que el fuerte incremento impositivo registrado en los últimos años no ha conllevado una mayor recaudación de impuestos como se pretendía.
Todo lo contrario; en los últimos cuatro años las ventas de tabaco han caído un 34,3% acumulado, y por tanto los ingresos a las arcas públicas.
Además, este descenso de las ventas de tabaco no ha significado una reducción del número de fumadores, que se ha mantenido estable, sino que el mercado ha visto cómo se producía un trasvase de fumadores hacia labores más baratas. Entre ellas, la picadura de liar, que ha registrado los mayores incrementos por contar con un precio muy inferior al de las cajetillas.
La reducción de la venta de cigarrillos también se ha visto afectada significativamente por el aumento del mercado del contrabando (el importado ilegalmente que no paga impuestos en España y el falsificado). Los expertos estiman que la recaudación por impuestos por efectos del contrabando seguirá bajando este año, tal y como lo lleva haciendo desde 2010.
Los niveles de contrabando se sitúan en la media de España en el 12%, pero en provincias de Andalucía como Cádiz oscila entre el 30 y 40%, según expertos consultados.
En términos porcentuales, el peso impositivo sobre el tabaco (del 79,5%) es muy superior al que se paga por un litro de gasolina, que se sitúa en el 47,3%, o al que soportan las bebidas alcohólicas, del 40,8%.
El último año las labores de tabaco aportaron 7.064 millones de euros; las bebidas alcohólicas, 745 millones; y la cerveza, por ejemplo, contribuyó a la Hacienda Pública con una aportación que es casi la mitad de la que realizó la picadura de liar, 283 millones de euros.