EFE.- La plataforma Campaña Ñamoseke Monsanto (Fuera Monsanto, en el idioma guaraní), que aglutina a esas agrupaciones, afirmó que la huelga debe servir para constatar los daños ecológicos que, a su juicio, causan las plantaciones de soja.
La soja es la mayor exportación de Paraguay, cuya economía creció en torno a un 13 % el año pasado gracias a las buenas cosechas.
Según la plataforma, el país cuenta con 3,2 millones de hectáreas de alimentos transgénicos, principalmente soja, de un total de 3,5 millones de hectáreas cultivadas
La plataforma, creada como foco de denuncia contra la multinacional Monsanto, dedicada a la elaboración de cultivos modificados genéticamente, añade que en esas plantaciones se "vierten cada año en el país 33 millones de litros de venenos peligrosos", en referencia a los pesticidas usados.
Añaden que las empresas de soja contribuyen al Estado con "apenas el 2 % de la carga tributaria, quedándose con más del 30 % del total de la riqueza generada en todo el país", pues no pagan una tasa a la exportación de granos, sino "un vergonzoso impuesto inmobiliario y evaden la mayor parte del bajo impuesto a la renta".
Denuncian también que ese sector solo emplea a una persona por cada 480 hectáreas, lo que obliga a los campesinos e indígenas a emigrar a las ciudades y a agrandar los cinturones urbanos de pobreza.
La agrupación también denunció la concentración de la propiedad de la tierra, ya que el 6,1 % de las fincas agrícolas ocupan el 92,6 % de la tierra de cultivo, según sus datos.
Además, el 45 % de las comunidades indígenas de Paraguay no cuentan con tierra propia o titulada.
La huelga ha sido convocada por los principales sindicatos y fuerzas de izquierda de Paraguay para denunciar la política "neoliberal" del presidente del país, Horacio Cartes.
La del 26 de marzo será la primera huelga general a la que se enfrente Cartes, un rico empresario ajeno al mundo de la política hasta su llegada al poder, en agosto de 2013.