El Gobierno francés anunció este jueves 11 un decreto para obligar a que en las etiquetas de la miel aparezcan los países de origen para que el consumidor pueda elegir con conocimiento de causa y luchar contra los equívocos y los fraudes.
El proyecto de decreto se va a notificar en los próximos días a la Comisión Europea, explicaron en un comunicado los ministerios de Agricultura y de Economía, que señalaron que el etiquetado actual es poco claro.
Se referían en particular menciones del tipo «mieles originarias y no originarias de la Unión Europea», que en la práctica significa que ese envase puede contener cualquier mezcla de cualquier país del mundo.
La nueva normativa francesa sobre el indicativo de los países de origen que se va a someter al examen de Bruselas obligará a que cuando se mezcle miel procedente de diferentes países habrá que precisar por orden decreciente todos aquellos que representen más del 20 % del total.
Para el Ejecutivo, el hecho de que la producción nacional (entre 20.000 y 30.000 toneladas según los años) no baste para satisfacer la demanda (unos 40.000 toneladas anuales) alimenta los riesgos de fraude sobre su origen, y en particular que se intente presentar como francesa miel la que no lo es.
En los dos últimos años, los servicios antifraude franceses realizaron controles en 317 establecimientos que dieron lugar al examen en laboratorio de 262 muestras y en un 32 % de los casos detectaron anomalías.
En España, donde las críticas del sector apícola son idénticas a las francesas, el nuevo real decreto de calidad de la miel irá “más allá de la norma de la Unión Europea (UE) y, por tanto, tiene una tramitación más larga”, por lo que se espera que esté aprobado “antes de fin de año”.
Así lo aseguró a Efeagro la directora general de Producciones y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), Esperanza Orellana.