EFE.- "Cómo producimos más alimentos y al mismo tiempo cómo rebajamos las emisiones de carbono representan las dos guerras que tenemos que pelear y ganar en los próximos años", manifestó Figueres en el Foro Internacional de Estudios Estratégicos para el Desarrollo Agropecuario y el Respeto al Clima (Feed 2011), que concluyó hoy en Sao Paulo.
Figueres, que gobernó Costa Rica entre 1994 y 1998, es el director ejecutivo de la ONG Concordia 21 y miembro del grupo asesor del secretario general de la ONU para energía y cambio climático.
En opinión del exmandatario, los gobiernos y el sector privado deben "acometer ya" la responsabilidad de trabajar por la erradicación de la pobreza con un modelo de desarrollo basado en una economía de bajo carbono pues sobre esos dos pilares "está el futuro del planeta".
"Empezamos a tomar conciencia de que vivimos en un planeta que tiene sus límites y en el que al mismo tiempo la población crece y crecen sus expectativas, por eso tenemos que empezar a hacer las cosas de una manera diferente", agregó.
Para Figueres, "la producción de alimentos es fundamental para vivir en un mundo con paz y desarrollo", por lo que instó a los países y empresas de países que invierten en la optimización de los recursos naturales para que lideren las iniciativas en ese sentido.
"Un mundo con economía de bajo carbono es algo muy importante para dejarlo sólo en manos de los gobiernos. Esto es algo en lo que todos podemos hacer algo", dijo Figueres, quien destacó el papel de la compañía española Abengoa, líder en producción de energía solar y de otras multinacionales que se preocupan por un mundo sostenible.
El expresidente citó como una buena política ambiental el impuesto a las emisiones de carbono que Costa Rica creó en 1995, cobrado sobre el precio de la gasolina, dinero con el que se han financiado las compras de futuros de carbono de los agricultores de ese país centroamericano.
En el otro extremo, criticó el subsidio que se da en muchos países a los combustibles fósiles que, según datos que presentó, cuestan en todo el mundo unos 2.000 millones de dólares diarios, lo que representa cerca de 700.000 millones de dólares anuales en energías que tienen consecuencias desastrosas para el futuro del planeta.
En el foro, organizado por la Confederación Nacional de Agricultura y Pecuaria (CNA), también se debatieron las perspectivas de Brasil como gran abastecedor mundial de alimentos, un esfuerzo que requerirá grande inversiones.
Según André Nassar, director del Instituto de Estudios del Comercio y Negociaciones Internacionales (Icone), Brasil tendrá que invertir anualmente 18.000 millones de reales (unos 11.250 millones de dólares) durante los próximos cinco años en el sector agropecuario para poder atender la demanda interna y externa de alimentos.
"Brasil va a continuar, por lo menos hasta 2030, como un gran proveedor de productos agrícolas", dijo Nassar, quien sin embargo señaló que para eso será necesario ampliar el área cultivable del país y avanzar en técnicas que aumentan la producción agropecuaria por hectárea.
Nassar explicó que el avance de la frontera agrícola brasileña en la Amazonía y las llanuras puede ser de entre 4,5 y 5 millones de hectáreas en los próximos doce años, un ritmo que, a pesar de ser alto, será "mucho menor que en el pasado" por el mejor aprovechamiento de la tierra.
Según la Organización Mundial de Comercio (OMC), Brasil es el tercer mayor exportador de productos agrícolas del mundo, detrás de Estados Unidos y la Unión Europea.