El empresario Jesús Lence, propietario de Leche Río, ha fallecido en la noche del viernes 5 en el hospital privado lucense Polusa como resultado de una grave enfermedad. El industrial, de 79 años, sólo se había apartado de su actividad profesional en los últimos días siguiendo la recomendación de los clínicos y después de haber asegurado el futuro de su conglomerado de empresas.
El pasado febrero, Lence reorganizaba la dirección de Lence Torres, el grupo que integra su negocio lácteo y el de carburantes, preparando el relevo y asegurando la continuidad del negocio familiar, acompañando a sus hijos en la cúpula por directivos de confianza que le habían acompañado durante años al frente de sus firmas lácteas.
El grupo cerró 2017 con 7,7 millones de beneficio. Su matriz, Leche Río, se mantiene como el primer grupo lácteo gallego, aun con un repliegue de la producción, tras atravesar los años más difíciles de la crisis del sector, una época compleja en la que el industrial cargó contra los especuladores que amenazaban el negocio lácteo como hicieran con el ladrillo y en el que las relaciones con los productores que entregaban su materia prima a Río no estuvieron exentas de tensión. Lence también protagonizó sonoros enfrentamientos con las organizaciones agrarias. El grupo anunció recientemente inversiones por seis millones de euros en la planta de Leyma en La Coruña para nuevas líneas de producto que se replicarían también en la planta lucense de O Ceao.
Recientemente, Lence Torres, el grupo que integra el negocio lácteo y de carburantes del empresario Jesús Lence, había dado un vuelco a su dirección con la creación de un consejo de administración, que en círculos empresariales se interpretó como la fórmula para dar continuidad al grupo, al que no le han faltado ofertas de compra, y para avanzar en el plan de sucesión. A diferencia de en anteriores ocasiones, la nueva cúpula incorporó a ejecutivos de la casa, con larga trayectoria en la compañía que distribuye marcas como Leyma, Cremusita o Río.