Si en 2013 fue un mal año en cuanto a climatología, esta vez mientras que media España sufre las consecuencias de la sequía, la región no sólo se ha librado, sino que los resultados van a resultar el doble de 2013, según recoge A. Cid de Rivera en www.elperiodicoextremadura.com.

    Hoy por hoy, la fruta representa un gran revulsivo en el empleo de todos los pueblos que viven en la cuenca del Guadiana y también del Valle del Jerte y el Alagón. Como señala Miguel Angel Gómez, entre finales de mayo y mediados de septiembre se produce el 80% de los contratos del sector, si bien la fruta da empleo desde enero aunque en menor escala. A primeros de año llegan las podas de los árboles. Más tarde, en abril, los clareos, que consisten en retirar flores de los árboles para que no tenga demasiada producción y también frutos incipientes después; y finalmente, en mayo y hasta mitad de septiembre, la recolección en el campo y el envasado y distribución.

La fruta ha ocupado el papel que tuvo el tomate en su mmento

     Se puede decir que el sector de la fruta ha venido a sustituir en mano de obra al tomate, asegura Francisco Rodríguez Corbacho, del sindicato CC.OO., pues su cultivo antes era eminentemente manual y ahora se ha mecanizado ofreciendo un escaso nivel de puestos de trabajo. Por eso, la llegada de la campaña es esperada en los pueblos como en maná que llega a reavivar la economía local.

    En Extremadura existen 22.000 hectáreas de frutales. Y el nivel de facturación que genera el sector ronda los 300 millones de euros directos.

    Hay que tener en cuenta las empresas que dependen de la fruta de forma indirecta. Son las empresas de fabricacion de cestas y cajas; las de trasporte por carreteras y aquellas de carácter internacional que llegan a destinos tan remotos como Sudáfrica o Brasil; las firmas dedicadas a la certificación de calidad, consultoras de mercado o industrias especializadas en etiquetado. Todas ellas dependen de estas campañas año tras año, como también el resto de la economía local donde se asienta una determinada explotación.

     Por otra parte,  Francisco Rodríguez Corbacho, pone sobe la mesa el papel de los seguros agrarios. Los empresarios los contratan para garantizar su producción caso de que se registre algún fenómeno climatológico que dé al traste con la campaña. Sin embargo, cree deberían cubrir de algún modo la pérdida de jornales. "Un pedrisco puede cargarse un millón de peonadas en un sólo día", dice convencido este representante sindical, quien entiende que ampliando la cobertura de los seguros agrarios se estaría garantizando la recuperación económica del trabajador caso de percance.

    En su opinión, hay muchas familias pendientes del campo y de los periodos de recolección de la fruta, que luego tienen derecho a prestaciones. "Y un año malo puede dar al traste con el futuro de mucha gente", afirma.

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