EFE.- Así lo dijo ayer el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, durante su intervención en El Ágora de “El Economista“, en la que destacó que el Gobierno dará prioridad a la “expansión exportadora” del sector alimentario.

Aún así, el ministro precisó que “se ha terminado la época de vender graneles a bajo precio”, porque los productos de calidad deben venderse embotellados y con marca, como aceites o vino.

El Magrama trabaja en el desarrollo de varias normas de calidad para más productos distintos al aceite de oliva

Estos productos deben posicionarse “en el segmento que les corresponde”: “No podemos ser el vino más barato europeo”, sino el que tenga una relación adecuada calidad-precio, añadió.

Para potenciar una mayor internacionalización, apuntó que el Ministerio de Asuntos Exteriores “ha cambiado la dinámica” de la representación española fuera de sus fronteras y ahora las embajadas serán la “punta de lanza del desarrollo comercial”.

Trabas a la exportación

Según dijo, Agricultura trabajará asimismo para eliminar trabas a la exportación, que en muchos casos se deben a normas sanitarias, aplicación de estándares, informes de parlamentos nacionales que “cuestionan nuestros productos” o incluso por “razones políticas”.

En el ámbito nacional, reconoce el problema de los desequilibrios de la cadena de valor, lo que hay que corregir, porque de lo contrario se podría dar el caso de que se dirijan a la exportación las producciones en búsqueda de más competitividad y se produzca, por tanto, desabastecimiento de productos de calidad al consumidor.

Asimetrías y marca blanca

En su opinión, hay una clara “asimetría” en el poder de negociación que supone la existencia de 30.000 empresas agroalimentarias frente a 9 grupos de distribución, de los que uno sólo va camino de concentrar el 27 % de todas las ventas.

Para luchar contra este desequilibrio, recordó la apuesta del Ministerio por la Ley de mejora de la cadena, que ha sido “toda la ambiciosa que nos ha dejado Competencia”.

“La guerra de precios en España no guarda parangón con ningún otro país de la Unión Europea”, incidió, por lo que aboga por que sea en ámbito comunitario desde donde se impulse una legislación que incluya alguna excepción en las normas de competencia que permita sancionar determinadas prácticas.

En este sentido, han remitido la ley a Bruselas y los países comunitarias para intentar buscar “entre todos, más equilibrio”.

Fusionar cooperativas

Por otra parte, defendió medidas como la ley de fomento de la concentración de cooperativas para acabar con la atomización actual y, en este punto, preparan el Real Decreto que establecerá la características que deben tener las entidades asociativas prioritarias, que serán objetivo de las ayudas para su fusión gracias al futuro programa nacional de desarrollo rural.

Programa nacional de innovación

Otra de las prioridades citadas ha sido generar proyectos de innovación que permitan trasladar estas mejoras a toda la cadena alimentaria, y aprovechar que por primera vez la Unió Europea dispondrá para este fin de alrededor de 4.000 millones de euros.

Incluso puso fecha para la presentación de este programa nacional de innovación para el sector alimentario: antes de que termine la primavera del año que viene.

Remarcó la apuesta del Gobierno por la calidad, y en este sentido defendió la prohibición de aceiteras rellenables, que impedirá que en los restaurantes sirvan “un liquido color amarillo” y sobre cuyo contenido “admite apuestas” de lo que pueda ser, y tendrá beneficios en la imagen del producto que se llevan los 6,5 millones de turistas que visitan España, potenciales compradores.

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