Valencia ha acogido hasta este viernes 22 el I Congreso de Jóvenes Cooperativistas, organizado por Cooperativas Agro-alimentarias de España y por la Confederación de Cooperativas Agroalimentarias de la UE, COGECA, en el que han participado más de 300 jóvenes de distintos países de la Unión Europea y donde se ha dejado claro que reclaman explotaciones rentables y una PAC para los que se dedican a la actividad.
El objetivo del encuentro no era otro que el de escuchar a los jóvenes europeos, que aporten ideas y expliquen sus necesidades con el fin de trabajar conjuntamente para fomentar el relevo generacional y conocer de primera mano qué pueden aportar las cooperativas a estos jóvenes agricultores y ganaderos para que puedan permanecer en el sector agrario y en el medio rural. El reto del relevo generacional es hoy una cuestión de vital importancia a nivel europeo y aún es más preocupante en España, donde solo el 8% de las explotaciones tiene al frente titulares menores de 40 años.
Las mesas redondas en las que debatieron los jóvenes destacaron varias necesidades y problemática con las que se están encontrando los jóvenes que se han incorporado al sector y quieren vivir de él, así como los jóvenes a los que les gustaría hacerlo pero no están encontrando los apoyos necesarios para tomar la decisión. La rentabilidad de las explotaciones, el apoyo financiero para comenzar con la actividad o menos dificultades para acceder a las tierras o la falta de servicios y limitaciones tecnológicas del propio medio rural, fueron algunos de los factores en los que los jóvenes insistieron que están encontrando más barreras. Además, explicaron que las ayudas de la PAC, basadas en apoyos a la tierra y bases históricas, no están favoreciendo el relevo generacional, sino todo lo contrario. Respecto a cómo las cooperativas pueden contribuir a fomentar la incorporación de jóvenes al sector agroalimentario, destacaron la estabilidad que proporciona el pertenecer a una cooperativa, el acceso a más servicios, el asesoramiento y la formación.
“Tenemos un problema de financiación. Si te quieres incorporar desde cero es muy difícil. Compramos a precios de 2019 pero vendemos nuestros productos a precios de hace 20 años”, denunció Marcos Garcés, de la cooperativa Cereales Teruel. Además, “hay que definir bien a quien dar las ayudas y no crear una competencia entre los propios agricultores porque unos reciben ayudas y otros no”. “La PAC no es una ayuda vitalicia, con derechos históricos y vinculados a la tierra que no funcionan”, añadió Mª Angeles Rosado, de la SAT Coagral (Guadalajara), quien criticó además el abandono de las zonas rurales y la falta de servicios básicos. “Tenemos menos protección que las avutardas”, dijo.
Por su parte, Pau Salse, ganadero de la Cooperativa de Ivars d’Urgell, señaló que la formación es crucial y “luego, día a día, nos seguimos formando con la experiencia y compartir conocimientos con los demás”. En este sentido, el apoyo de las cooperativas a sus socios resulta fundamental.
Sara Gil, de la cooperativa San Pedro Apóstol de Godelleta, reivindicó que “las cooperativas tienen que escuchar a los jóvenes en los Consejos Rectores, debe haber un equilibrio entre los que llevan años y tienen experiencia, y los que aportan nuevas ideas”.
Cambiar la imagen del sector agrario entre la sociedad y el derrumbamiento de ciertos tópicos, también es un aspecto en el que los jóvenes consideran que hay que seguir trabajando. “Somos jóvenes, empresarios como los demás, estamos bien formados pero se mantienen ciertos tópicos sobre la gente que vive en el medio rural que hay que cambiar”, indicaron.
“Al final esto no es un problema solo del sector agrario o de las cooperativas, es un problema social porque afecta a todos, a toda la sociedad. Necesitamos producir los alimentos que la gente tiene que comer, ello repercute en el mantenimiento de nuestro medio ambiente y en el entorno y, además, contribuye en la cohesión del territorio y evita la despoblación”.
La perspectiva de género y una mayor visibilidad de la mujer en el sector, que evite la histórica discriminación, también fue uno de los puntos calientes durante el Congreso. En este sentido, Mª Angeles Rosado apeló a un mayor apoyo de la Administración a la Ley de Titularidad Compartida, “que supone tener voz y voto en mi propia empresa y poder ser socia de una cooperativa”.
Un antes y un después para empezar a trabajar
“Este Congreso va a suponer un antes y un después en nuestras cooperativas. Estamos definiendo un camino que tiene que ser vuestro, debéis ser protagonistas e implicaros. Os animo a que la ilusión que tenéis revolucione en positivo lo que tenemos ahora en nuestras cooperativas y a seguir avanzando”, destacó el presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de España, Angel Villafranca, quien se comprometió a crear una Comisión de Jóvenes dentro de la Organización y a poner todos los medios disponibles al servicio de los jóvenes.
En la misma línea, Thomas Magnusson, presidente de la COGECA, resaltó en la inauguración que “las cooperativas necesitan jóvenes que quieran formar parte de ellas. En este Congreso vamos a establecer unas pautas para definir el futuro de las cooperativas”. Por su parte, Cirilo Arnandis, presidente de Cooperatives Agro-alimentàries de la C. Valenciana, subrayó que “se debe aprovechar la gran implantación de las estructuras cooperativas por todo el territorio para favorecer la llegada de nuevos agricultores, facilitar el acceso a la tierra, incrementar la capacidad de concentración de la oferta y el peso de los productores en la cadena”.
Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar, animó a los jóvenes a participar no sólo en las cooperativas, sino también en la construcción de Europa. “La UE sigue construyéndose hoy y se trata de un proyecto en el que todos podemos participar, nunca antes Europa ha vivido un periodo de tanta estabilidad y progreso como ahora, un hito histórico que debe continuar desarrollándose”.
Posiciones compartidas
La primera jornada del Congreso reunió en las mesas redondas a jóvenes provenientes de cooperativas de Estonia, Francia, España, Bélgica, Polonia y Suecia. Las posiciones fueron compartidas independientemente del país, todos señalaron que las cooperativas deben ayudar a los jóvenes con los costes iniciales necesarios para poner en marcha una explotación, facilitando la adquisición de tierras, con apoyo en la financiación, en el asesoramiento y en la formación. Como puntos positivos, destacaron también que las cooperativas permiten reducir los costes de producción, obtener inputs más baratos, acceder a más servicios y destinar más fondos a la innovación que de manera individual serán impensables.
La representante española, Inés Guillén -que mantiene una explotación vitivinícola en La Mancha y es portavoz de la Comisión de Jóvenes de Cooperativas Agro-alimentarias de Castilla-La Mancha- resumió las necesidades de los jóvenes en torno a un mayor acceso a los servicios y a las nuevas tecnologías en el medio rural, y además “necesitamos que nuestras explotaciones sean rentables. El precio de nuestros productos debe dejar el margen mínimo para poder vivir porque somos empresarios como otros”.
A continuación, intervinieron María Teresa Durbano (Cooperativa Produttori Alta Valle Grana, Italia), T.J. Flanagan (ICOS, Irlanda), Tina Linnainmaa (Pellervo, Finlandia), Christian Pèes (Euralis, Francia) y Matthias Schulte-Althoff (DMK, Alemania), quienes explicaron casos concretos de cómo están desarrollando diversas políticas desde sus cooperativas para atraer y apoyar la entrada de jóvenes al sector, para que participen en las cooperativas, desde la perspectiva y el contexto de cada país.
Políticas para el relevo
El segundo día de la jornada, comenzó con la participación de Ricard Ramón, jefe de unidad adjunto de Orientación Política de la PAC de la DG Agri de la Comisión Europea, e Isabel Bombal, directora general de Desarrollo Rural del MAPA, quienes se centraron en analizar las políticas, tanto a nivel comunitario con la nueva PAC, como a nivel nacional, para desplegar herramientas a favor del relevo generacional y sobre qué ejes se está trabajando.
También se conocieron casos de éxito y buenas prácticas que ya se están llevando a cabo en algunas cooperativas españolas y que pueden servir de ejemplo para las demás, sobre todo a la hora de evitar el abandono de tierras y la participación de los jóvenes en las cooperativas. En este bloque intervinieron Alejando Monzón, presidente de Anecoop; Begoña Amorós, directora de la SAT Cítricos de las Tierras del Ebro; Francisco Contreras, presidente de la cooperativa Cobella y José Ángel Moreno, secretario de la cooperativa Santiago Apóstol de Tomelloso.
Finalmente, Gonzalo Martín, director de Hispatec Analytics, explicó al auditorio de jóvenes cómo puede ayudar la digitalización a las cooperativas y a las propias explotaciones para conseguir mayor competitividad, menores costes de producción y una actividad agraria más sostenible y medioambiental. El compartir los datos disponibles es una baza que tienen que jugar las cooperativas, que tienen la base para desarrollar este tipo de herramientas de digitalización con mayores garantías y facilidad, insistió Martín.
Paralelamente, el encuentro también sirvió como escenario para que jóvenes de distintas regiones y países europeos establecieran contacto, intercambiaran experiencias, inquietudes y ocio que, sin duda, fomentan el espíritu cooperativista, sus valores de unión y cooperación, y quién sabe, puede poner los cimientos para futuras colaboraciones entre los líderes cooperativistas del mañana.
El I Congreso de Jóvenes Cooperativistas se ha podido celebrar gracias a la colaboración del Grupo Cajamar, el proyecto europeo IoF2020, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Hispatec, Anecoop, Agriconsa y la Asociación de Cajas Rurales de la Comunitat Valenciana.