El documento se aprobó dando así un paso más en el proceso denominado Better Regulation que se inició en 2008 y que ha pretendido, entre otros, simplificar los procedimientos y reducir los casi setenta actos legislativos relacionados con el material vegetal y las semillas.    

    Para ambas organizaciones, la propuesta presentada" va en la misma sintonía que la política dominante sobre la producción y comercialización de material de reproducción vegetal, enmarcándola en un contexto de control, certificación, sanidad y registro ligado a una producción industrial, burocratizada y deslocalizada y nada favorable a los sistemas agroecológicos de producción, la biodiversidad agrícola, los derechos del agricultor a vender sus propias semillas y a la puesta en marcha de microempresas de semillas de variedades tradicionales".

   La propia Comisión Europea recogió en la presentación de la propuesta que ésta “no regula la utilización de semillas en huertos y jardines privados, cuyos dueños pueden seguir comprando cualesquiera materiales vegetales y vendiendo sus semillas en pequeñas cantidades” y el propio comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, afirmó que la normativa permitiría el intercambio de semillas entre los agricultores (Nota 3). Pero a pesar de ello los espacios para el uso, intercambio, venta y conservación de la biodiversidad cultivada están poco definidos y se enmarcan en excepciones a la norma, tal y como ha denunciado la propia Vía Campesina Europa (Nota 4).

   La nueva reglamentación europea sobre semillas tiene especial importancia en el Estado español "ya que el Gobierno tiene contraídos compromisos internacionales relacionados con la conservación y uso de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura que debe respetar y además provoca efectos profundamente negativos para la biodiversidad agrícola, la soberanía alimentaria y el derecho de los agricultores", tal y como planteó la Red de Semillas al Comisario Almunia días antes de la aprobación de la propuesta.

   Pero la propuesta "aún puede empeorar mucho más", tal y como han denunciado numerosas redes de semillas europeas  y la propia Vía Campesina Europea, si se aceptan las enmiendas presentadas por la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural y la Comisión Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del PE que serán discutidas en las próximas semanas.

Propuestas claras para defender a los agricultores

   Como respuesta a esta normativa nefasta COAG y Red de Semillas demandan al MAGRAMA y al Parlamento Europeo: El respeto del derecho de los agricultores para utilizar, intercambiar y vender sus propias semillas. Este derecho debe quedar fuera del ámbito de aplicación de esta legislación. Los agricultores que hacen venta directa de semillas como complemento de su actividad deben estar exentos de las mismas exigencias que el resto de operadores.

    Asimismo, las microempresas artesanales que producen y comercializan semillas de variedades locales necesitan reglas adaptadas a su actividad, completamente diferente a la que realizan las grandes empresas de semillas de producciones deslocalizadas y distribución kilométrica.

     Igualmente, ven necesario que las reglas adaptadas para el registro de las variedades para la agricultura ecológica y para la agricultura de bajos insumos.

    De igual forma, consideran que los agricultores y consumidores deben tener la posibilidad de elegir los alimentos que consumen y las plantas que cultivan. Demandamos transparencia en los métodos de selección utilizados para generar las variedades y la propiedad intelectual que gestiona su uso. Esta información debe constar obligatoriamente en el etiquetado.

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