Hasta el momento, la lucha contra la piratería varietal se venía dando fundamentalmente en el campo y en los centros de manipulación, a través de sistemas de etiquetado e identificación varietal de los lotes. La genómica ha permitido alterar este panorama y complementar estos controles en origen con otros realizados en destino. Es el caso de la mandarina tardía protegida de Eurosemillas, Tango (registrada en España como Tang Gold), que trabaja con entidades certificadoras que se encargan de tomar muestras del propio lineal de supermercados e hipermercados para comprobar su origen legal.
Este material adquirido en el punto de venta por una empresa certificadora independiente se remite con protocolos que aseguran la cadena de custodia a un laboratorio acreditado que, tras extraer jugo del cítrico, comprueba en entre 24 y 48 horas si concurren las variaciones de ADN -el marcador molecular propio de Tango- que permiten distinguir esta variedad de cualquier otra.
Una inversión de 4 millones ha permitido obtener y registrar las modificaciones genéticas que distinguen a esta mandarina
Eurosemillas, que explota los derechos de este cítrico más allá de EEUU, defiende así los intereses de los productores licenciatarios frente a prácticas fraudulentas tales como la venta de mandarinas sin semillas con otro nombre varietal o marca comercial que, en realidad, procedan de plantaciones ilegales de Tango (Tang Gold). Este sistema de verificación se completa además con la etiqueta de certificación varietal para garantizar el origen legitimo de todos sus productores y con un sistema de geolocalización para todas las fincas con producción licenciada.
Un consorcio público-privado en el que participó Eurosemillas y que supuso una inversión global de casi cuatro millones de euros entre 2009 y 2013, se encargó de diseñar en el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) esta nueva herramienta genómica.
El proyecto ‘Citruseq-Citrusgenn’ permitió, entre otros objetivos, obtener y registrar las modificaciones genéticas que distinguen concretamente a la mandarina Tango, que por su doble esterilidad gamética no tiene semillas ni las genera en plantaciones vecinas. La tecnología consolidada posibilitará en el futuro identificar inequívocamente a otras mandarinas o naranjas protegidas y de hecho, ya existen algunas más que también lo han implementado. Hoy los marcadores moleculares son ampliamente utilizados en genética humana, animal y microbiana y en vegetales porque permiten evidenciar variaciones en la secuencia del ADN entre dos individuos, modifiquen éstas o no su fenotipo (su aspecto externo). Estos análisis en frutales ya han sido reconocidos en los tribunales.
La empresa que gestiona los derechos de la mandarina obtenida por la Universidad de California Riverside (UCR) es conocedora de que, en ocasiones y con la intención de reducir la cantidad de semillas provocada por la polinización cruzada de cítricos, se injertan o plantan árboles con material vegetal no certificado ni licenciado por Eurosemillas de su mandarina Tango. El resultado es que los lotes recolectados procedentes de estas plantaciones mezclan tales variedades agronómicamente problemáticas -porque sufren la polinización y tienen semillas y además polinizan a otros clementinos vecinos- con las mandarinas Tango ilegales, lo que supone un claro fraude a los derechos del obtentor y a los del propio consumidor.