EFE.- Un estudio del estatal Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) señala que los «cinco pecados» son la extensión de cultivos hacia la zona del páramo del Cocuy, la ganadería en exceso, la poca retención de agua del suelo, la actividad petrolera y la poca productividad de los suelos, en su mayoría ácidos, arenosos, con baja fertilidad y con una capa orgánica delgada.
Casanare, que basa su economía en la agricultura, la ganadería y el petróleo, atraviesa una grave situación ambiental por la fuerte sequía, con temperaturas superiores a los 40 grados centígrados, que ha afectado las fuentes de agua y causado la muerte de más de 20.000 animales.
El estudio de suelos y coberturas vegetales de esa región divulgado este lunes por el IGAC reafirma que la crisis puede estar relacionada con las actividades económicas.
El informe señala que esta crisis, que llama «tragedia ambiental», estaría relacionada con «impactos en los páramos de alta montaña, donde nacen los ríos que surten al Casanare, y la ganadería intensiva que compacta los suelos y obstruye la capacidad de infiltración de aguas lluvias y escorrentía».
Apunta, además, a «la baja capacidad de retención de humedad por la textura arenosa (del suelo); la limitada capacidad productiva de la tierra, y el uso de aguas subterráneas (por parte) de las petroleras, que agravan la situación ante los impactos del cambio climático».
«Es hora de planificar el país de manera integral y regional, no municipal, para que no se sigan presentando estas tragedias irreversibles. Hoy fue Paz de Ariporo, mañana podría ser cualquier sitio azotado por lluvias o sequías», señaló el director general del IGAC, Juan Antonio Nieto.
Según Nieto, es necesario «caracterizar los suelos de Colombia, identificar sus limitantes, regular su uso y conservación».
Para el funcionario, el país debe «potencializar la investigación científica en torno al uso eficiente de los recursos, ejercer un mayor control frente al manejo de concesiones de agua y determinar las zonas de recarga de acuíferos en cada región».
El municipio de Paz de Ariporo, con una extensión de 1,2 millones de hectáreas, que equivalen al 1,06 % del territorio colombiano, es más grande que los departamentos del Atlántico, Quindío y Risaralda.
Casanare cuenta con 4,4 millones de hectáreas, de las cuales, según estudios del Agustín Codazzi, el 44 % presenta algún conflicto de uso en sus suelos, relacionados con la subutilización o sobreutilización.
«El 48 % del Casanare presenta suelos sin conflictos de uso, lo cual no es un buen indicador, ya que en la otra mitad del departamento se ven afectados los suelos y los recursos naturales», manifestó Nieto en el estudio.
Por esa razón, sugirió que se tomen «acciones inmediatas» para que Casanare «haga un mejor uso de sus tierras, sin afectar la producción».