EFE.- Investigaciones previas a este trabajo indicaban lo contrario, según señala un comunicado del Instituto Español de Oceanografía, dependiente éste de la Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación del Ministerio de Economía y Competitividad

Los científicos explican el hecho con la hipótesis de que al aumentar la luminosidad se incrementa la exposición del palangre (tipo de útil usado para la pesca) a otros carroñeros como los chuchos o las potas, circunstancia que haría que las tortugas no encontrasen anzuelos.

Los investigadores han analizado 138 operaciones de pesca nocturna, en los que se capturaron 273 tortugas bobas en los 437.393 anzuelos observados.

La tortuga boba es capaz de seguir el rastro químico del cebo y es poco hábil en la búsqueda de la carnada con luz escasa, por lo que las capturas incidentales de esta especie se concentran significativamente por el día.

Además de la luminosidad lunar, los científicos estudiaron la influencia de las mareas en las capturas esta especie, y se desprende que hay mayor probabilidad de apresar tortugas durante las mareas vivas, aunque en el Mediterráneo son de poca amplitud, ya que modifican las corrientes y esto puede afectar al comportamiento de estos animales.

El Instituto Español de Oceanografía, es un organismo público de investigación (OPI), investiga en ciencias del mar lo relacionado con el conocimiento científico de los océanos, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y el medio ambiente marino.

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