Juan Javier Ríos/ Efeagro
Ángel Muñoz tiene 21 años, nació en Pozoblanco (Córdoba) y marca un perfil atípico: esquilador de ovejas y atleta laureado a nivel nacional y regional.
Para Ángel Muñoz, cada día que amanece en primavera es una nueva jornada de duro trabajo dedicada a esquilar decenas de ovejas; una labor que le sirve de sustento económico mientras consigue alcanzar un sueño muy diferente: llegar a la élite del atletismo español.
Entre abril y junio, Muñoz hace un parón en su férrea rutina de entrenamientos (2-3 horas diarias de carrera) para dedicarse a pelar ovejas con su cuadrilla.
Muchos se sorprenderían si supiesen que detrás de este joven de 21 años, nacido en Pozoblanco (Córdoba), se esconde un palmarés respetable: campeón de Andalucía en media maratón y en 10 kilómetros, subcampeón de España, campeón en la última Media Maratón de Sevilla o vencedor de la Media Maratón Córdoba-Almodóvar, y así hasta más de una decena de primeras posiciones.
Más duro esquilar que correr, por lo que busca entrar en un Centro de Alto Rendimiento
Atleta maratoniano y esquilador, es consciente de que encarna un perfil “atípico”, como así reconoce a Efeagro; ya lleva siete años corriendo por pasión y tres esquilando por su decisión de tomar el relevo de su abuelo: “Él había sido esquilador y siempre quería que alguien de la familia se dedicase a ello”.
La oportunidad de pelar se la dio su amigo Emilio Márquez, que le introdujo en su cuadrilla, donde le enseñaron el oficio de quitar la lana a las ovejas y ahí, en ese mismo grupo de compañeros, sigue tres temporadas después.
Si de comparar se trata, tiene claro que correr “no es ni la mitad de duro” que pelar ovejas: “El atletismo tiene su sacrificio diario y sus técnicas (posición de brazos y piernas o la respiración) pero el esquileo es difícil por la postura para pelar y porque tienes que emplear fuerza para inmovilizar a un animal”.
Su vinculación con el mundo ganadero no queda ahí, porque fuera de la temporada de esquileo, compagina sus entrenamientos y sus competiciones con el cuidado de caballos en el picadero que tiene su padre.
Una vida a dos bandas, entre el campo y las pistas, cuyo futuro inmediato lo sueña en un Centro de Alto Rendimiento donde forjarse como profesional en la disciplina de fondo. Para ello, quiere presentar su solicitud en agosto y confía en que sus méritos deportivos le permitan acceder a una beca con estancia en uno de esos centros.
Mientras tanto, prefiere ir “paso a paso”, como le recomienda su entrenador del club ‘Trotasierra’, y confiar su vida a un deporte al que quiere dedicarse “por entero”.