Después de una cosecha escasa por la sequía en la última vendimia, España ha sumado 34 millones de hectolitros o, lo que es lo mismo, ha dejado de producir -según Del Rey- unos 600 millones de litros respecto a la media de los últimos ejercicios.

    Hay varios países que aumentan sensiblemente sus ventas a España, pero no en cantidades "preocupantes", ha afirmado.

    Entre los grandes proveedores de España figura Chile, que pasó de los 630.000 litros en 2011 hasta los 39 millones en 2012 (+6.090 %), subida que califica de "considerable", pero que supone muy poco volumen respecto a la producción española habitual.

    También se importó de forma creciente de Portugal en 2012 (se pasó de 10 millones de litros a 21, un 110 % más), Argentina (de 400.000 litros a 4,8 millones de litros, un 1.075 % más) o Sudáfrica (de 18.000 litros de 2011 a 4,1 millones de litros en 2012, un 22.678 % más), incrementos porcentuales elevados, aunque tampoco muy cuantiosos en volumen en la mayoría de los casos.

    A Italia (más conocido por exportar vinos de aguja y lambrusco a España) se compraron 39 millones de litros a granel, lo que supone una disminución respecto a los 46,7 millones adquiridos el año anterior, si bien es uno de los principales proveedores españoles.

    Sobre el efecto de la importación en la reciente desaceleración de los precios que denuncian las organizaciones agrarias, Del Rey ha insistido en que no ha sido el factor determinante.

    El vino tinto ha pasado de pagarse desde algo menos de 2,50 euros por hectogrado en España a finales de 2010 hasta más de 5,50 euros en octubre de 2012, más del doble, lo que muestra las importantes subidas a lo largo de 2011 y 2012, ha detallado.

    "Es verdad que desde octubre de 2012 y hasta diciembre se notó cierta relajación de los precios, pero también hay que tener en cuenta que se viene de un alza previa extraordinaria".

    Según Del Rey, pequeñas importaciones de vino extranjero como las que se han producido, especialmente chilenas, quizás han contribuido algo a suavizar los precios que habían subido mucho en meses anteriores, pero también debe analizarse otro motivo.

    En este punto, ha indicado que las cotizaciones subieron mucho durante la última vendimia, seguramente por "nerviosismo" de los operadores ante una aparente escasez de oferta, y una vez pasado ese efecto "nos encontramos con la realidad" del mercado y es que "no es fácil trasladarle" unos encarecimientos tan extraordinarios.

    "Las fuertes subidas de precios generan una reacción negativa que hace perder ventas"; la exportación española cayó un 8 % en 2012 en volumen, empujada por la pérdida aún mayor (-20 %) de la venta exterior de caldos sin denominación de origen a granel, ha apuntado.

    Entonces, preguntado por si el efecto sobre los precios lo provocan las importaciones o una reacción lógica del mercado Del Rey cree que es "una mezcla de ambas", incluso si no se hubieran producido esas compras extranjeras, la reacción en el mercado por los altos precios se iba a producir igualmente. "Con estas subidas no se puede vender lo mismo que antes", ha resaltado.

    Respecto a la tendencia que se espera para el ejercicio de 2013, ha avanzado que los precios no van a ser los mismos de finales del año pasado, pero que tampoco prevé una caída drástica, puesto que sigue existiendo una sensación de falta de vino pese a la mejor previsión de cara a las próximas cosechas en el Hemisferio Sur.

    "Firmeza y tendencia a la baja", ha señalado Del Rey como expectativa para 2013, aunque si España encadenara dos próximas cosechas elevadas podría llegar una bajada "muy importante" y "esto ya lo vivimos en el año 2000".

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