Ante la consulta pública del Plan de Acción Nacional para el uso sostenible de productos fitosanitarios, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) ha presentado alegaciones al Ministerio de Agricultura para reclamarle que no prohíba más materias activas fitosanitarias -salvo que haya disponible una alternativa eficaz, suficiente y viable económicamente para combatir las plagas y enfermedades- dado que España ya ha cumplido con los objetivos de la normativa europea.

En mayo de 2020 la Comisión Europea anunció dos objetivos de reducción a nivel comunitario que consistían en una reducción del 50% del uso y riesgo de productos fitosanitarios químicos, así como una reducción, también del 50%, del uso de los productos fitosanitarios más peligrosos. Pues bien, según subraya AVA-ASAJA a partir de datos del propio borrador del Plan de Acción Nacional, España ha reducido el uso y riesgo de productos fitosanitarios en un 59,7% en el periodo de referencia 2015-2017 y 2022, casi diez puntos por encima del mínimo exigido. Del mismo modo, respecto a los productos fitosanitarios más peligrosos, la reducción alcanza el 53,8%, cumpliendo también el objetivo mínimo del 50%.

AVA-ASAJA también pide, teniendo en cuenta el grado de cumplimiento de la legislación comunitaria, que el Gobierno español muestre una mayor flexibilidad a la hora de conceder autorizaciones excepcionales para prevenir y combatir plagas y enfermedades que no cuentan con suficientes herramientas de control autorizadas.

“DONDE MÁS ALIMENTOS SE PIERDEN ES EN LOS PROPIOS CAMPOS O ALMACENES DE CONFECCIÓN POR CULPA DE LA POLÍTICA FITOSANITARIA EUROPEA”

La organización agraria presidida por Cristóbal Aguado denuncia que “la acelerada y excesiva supresión de productos fitosanitarios sin alternativas eficaces está provocando graves pérdidas en multitud de cultivos que están poniendo en riesgo su viabilidad, bien porque no existen productos para su control o bien porque los pocos que están autorizados generan resistencias a las plagas y enfermedades debido a su nula rotación en el modo de acción”.

A esta complejidad AVA-ASAJA suma la introducción de nuevas plagas o enfermedades procedentes de países terceros y la mayor persistencia de las mismas a causa del cambio climático. Algunos de los ejemplos más alarmantes de la agricultura valenciana son los problemas crecientes que causan los trips, ácaros y el hongo de la alternaria en cítricos; la mancha foliar, cochinillas y moscas blancas en caquis; trips en granadas; las malas hierbas y el hongo de la piricularia en el arroz; la avispilla en el cultivo ecológico del almendro, etc.

Aguado resalta “la paradoja de que, mientras los políticos europeos exigen lo que no se puede cumplir a costa de desangrar la economía de los productores, ellos sí se aseguran salarios con las condiciones más dignas del mundo. Si a pie de campo no hay suficientes soluciones, ya sean fitosanitarias o biológicas, para hacer frente a las plagas y enfermedades, los productores se arruinan y el desperdicio alimentario se dispara. La sociedad está muy preocupada por el desperdicio en los restaurantes o los hogares, pero donde más alimentos se pierden es en los propios campos o almacenes de confección por culpa de la política fitosanitaria europea. Y si encima los políticos españoles son más papistas que el papa y reducen más fitosanitarios de los que estipula Europa, el problema es aún peor”.

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