Uno de los principales retos del sector cerealista es encontrar la rentabilidad económica en las explotaciones cerealistas, pero también inclusión de las nuevas tecnologías para conseguir una producción de trigo más sostenible económica y medioambientalmente. Por eso, Francisco Márquez García, investigador de la Universidad de Córdoba y responsable de la finca experimental de Rabanales, participa actualmente en el Grupo Operativo Innovatrigo, tiene claro que «para que una práctica agrícola se adapte, debe ser sostenible y rentable para el agricultor».
Los precios de las materias primas se van a mantener durante los próximos diez años según los nuevos datos publicados por la FAO según ha destacado María Pilar Galán López-García, portavoz de la Subdirección General de Cultivos Herbáceos e Industriales y Aceite de Oliva, en la Jornada para el Fomento de Políticas Innovadoras y Sostenibles en el Cereal en España organizada por el Grupo Operativo Innovatrigo.
Este grupo nace como un proyecto vertebrador de ámbito supra-autonómico cofinanciado en un 80% por la Unión Europea través del Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (Feader), que está investigando y analizando innovaciones en el manejo de suelo y productos agroquímicos y la inclusión de las nuevas tecnologías para conseguir una producción de trigo más sostenible económica y medioambientalmente, y donde Francisco Márquez García juega un papel relevante.
- ¿Qué acciones está desarrollando la UCO en Innovatrigo?
El GI AGR 126 “Mecanización y Tecnología Rural” de la Universidad de Córdoba participa en el proyecto gestionando los campos demostrativos que se encuentran en la finca experimental de la propia universidad y en Pamplona, tanto en la universidad de esta ciudad, como en la finca de un agricultor particular. En estos campos demostrativos que tienen unas 10 ha cada uno, se harán ensayos comparativos en los que en la mitad se realizarán las prácticas más comunes de la zona basadas en el laboreo y un uso convencional de insumos. En la otra mitad se implantarán una serie de buenas prácticas (BPAs)enfocadas en mejorar la eficiencia en el uso del carbono.
Además, en estos campos se están llevando a cabo balances de ciclo de vida del carbono en ambas alternativas y balances económicos, pues no podemos olvidar que por muy buena que ambientalmente sea una práctica si incide negativamente en la rentabilidad de la explotación muy difícilmente será adoptada por los agricultores. En este sentido en el campo demostrativo de la UCO, se ha conseguido reducir los costes de cultivo en las BPAs respecto al sistema convencional, alrededor de 30 €/ha, y además se ha incrementado la producción de trigo en más de 125 kg/ha.
- Este proyecto quiere fomentar innovaciones en el manejo de suelo, uso de productos agroquímicos y uso de nuevas tecnologías para producir trigo, ¿cuáles son esas innovaciones que habéis detectado y que estáis probando en las fincas?
Estas se basan principalmente en la implantación de técnicas de agricultura de conservación como la siembra directa. Además, de nuevas tecnologías como el uso de sistemas de ayuda al guiado en la maquinaria de cultivo, distribución variable de insumos, o la recolección con monitor de rendimiento, etc. Finalmente se trabaja en la aplicación racional de fertilizantes utilizando nuevas moléculas y utilizando la información que se puede obtener de los satélites o de vuelos con dron básicamente. Analizando así la variabilidad del NDVI de los cultivos y su termografía.
- ¿Qué novedades y obstáculos habéis encontrado en la incorporación de estas tecnologías y prácticas agrícolas respecto al manejo del suelo actual?
Un importante obstáculo que hemos encontrado es la carencia de maquinaria específica en muchas de las explotaciones, aunque esto puede ser suplido por empresas de prestación de servicios agrícolas, que se están tecnificando muy rápidamente.
Sin embargo, quizás el mayor de los escollos sea la mentalidad de los propios agricultores, que en muchas ocasiones y habitualmente ligado a una elevada edad de los mismos, hace que la adopción de estas técnicas no se lleve a cabo no por falta de capacidad tecnológica, sino por motivos culturales.
- Uno de los objetivos de Innovatrigo es fomentar la agricultura sostenible mediante el uso eficiente de los recursos naturales, ¿qué medidas o herramientas detectáis que ayudan a la hora de la siembra y recolección de la cosecha?
A la hora de la implantación del cereal la siembra directa se ha mostrado como una herramienta eficaz para mejorar el manejo del cultivo, aunque es importante reseñar que esta práctica responde mejor cuando se acompaña de una rotación adecuada de cultivos, pues facilita el manejo de malas hierbas y mejora la fertilidad natural del terreno.
En cuanto a la recolección, es importante realizarla con cosechadoras dotadas de monitor de rendimiento, lo que nos permite conocer con exactitud cuál es la productividad de cada zona de la parcela y realizar un abonado variable en función de esta.
- ¿Qué avances habéis realizado respecto a la fertilización racional? ¿Se usa en España o queda mucho camino?
La fertilización racional es un concepto que aún no se utiliza de manera generalizada en España, aunque cada vez es más común. Pues permite optimizar el uso de los fertilizantes y mejorar la cantidad y calidad de las cosechas. En cuanto al proyecto se está fomentando el uso de abonos de fondo microcomplejos localizados en la línea de siembra que favorecen la germinación de los cultivos y reducen de manera importante la cantidad de abono a utilizar y por tanto, el nivel de emisiones del trigo.
También se están utilizando abonos combinados con micronutrientes o bioestimulantes que favorecen su asimilación por parte del cereal optimizando así su asimilación lo que mejora la cantidad y calidad de las cosechas. Por último, se están utilizando formas ureicas con diferentes sistemas de liberación lenta o inhibición de la nitrificación lo que reduce las pérdidas de esta y las emisiones de amonio a la atmósfera.
- ¿Cómo se materializa la apuesta de Innovatrigo por la agricultura de precisión con el uso de nuevas tecnologías?
En este sentido, Innovatrigo está focalizando en el estudio de la variabilidad de las explotaciones, para conocer de manera más exhaustiva el estado y necesidades de los cultivos y así, poder aplicarles los insumos cuando y como los necesitan. Estos sistemas se basan en el uso de satélites, en sus inicios sólo para conseguir georrefenciar puntos en los que ir guardando información de los cultivos.
Aunque en la actualidad, por ejemplo, gracias al programa Galileo de UE se tienen datos gratuitos de NDVI, termografía, etc., lo que proporciona gran cantidad de conocimiento del estado vegetativo de los cultivos y de su variabilidad, con una periodicidad de días. Con esta información se pueden controlar las máquinas que trabajan en el campo y distribuir de manera variable, por ejemplo, el fertilizante, que es de todos los insumos utilizados en la producción trigo el que más energía consume, casi el 60 % de la total utilizada en su producción.
Unidos a estos métodos de agricultura de precisión también se están utilizando tractores con sistemas de ayuda al guiado que reducen de manera importante los solapes y por tanto el uso de insumos en las parcelas.