Marta Llorente / Ganadera de porcino y viticultora de la DO Ribera del Duero
Hace unos días, y tal y como ya hiciera en octubre de 2021, el Consejo Regulador Ribera del Duero, lanzó una nota de prensa donde “defiende los intereses de sus operadores inscritos ante la implantación de proyectos perjudiciales para la DO Ribera del Duero”.
En dicho comunicado se pone en entredicho la viabilidad y la buena imagen que posee la Denominación de Origen Ribera del Duero al establecerse en la comarca otro tipo de actividades económicas que ellos denominan “industrias excluyentes”. Aluden a que el sector económico que mueve la Ribera del Duero es el mundo del vino y todo lo relacionado con él. Hablan de viñedos, bodegas, vino y enoturismo, pero ¿quién fue primero, el huevo o la gallina? Aquí siempre se criaron cerdos en las casas a la par que se labraron viñas para autoconsumo. En los
últimos años se han “industrializado” ambas actividades.
Parece ser que el Consejo Regulador, fiel defensor de la DO (como debe ser), se ha olvidado de que hay más cosas en la comarca que generan economía y riqueza.
A su parecer, las “industrias excluyentes” que están manchando el buen nombre de la Ribera del Duero, son “negocios porcinos” en 2021 y “macrogranjas” en su reciente declaración.
Dicen que las granjas de cerdos son fábricas altamente contaminantes por emisiones, olores y que afean los campos de Castilla con sus construcciones. Nuestras granjas no son tan bonitas como las preciosas bodegas que hay a pie de carretera, pero son negocios tan válidos y tan necesarios, o más.
Los granjeros nos dedicamos a producir animales sanos, de calidad, en magníficas condiciones de bienestar animal, de limpieza, de seguridad y trazabilidad alimentaria, pero no son objeto de “porciturismo” porque, por bioseguridad de los propios animales en particular y de la industria alimentaria en general, no se puede entrar y salir de una granja como Pedro por su casa.
Dicen que las granjas tienen actividad “sólo porque normativamente pueden hacerlo”. Las granjas tienen una estricta normativa a sus espaldas que asegura que sean respetuosas y sostenibles con el medio ambiente, con los pueblos donde conviven, con los granjeros que las tenemos y con la sociedad en general. Se hacen granjas a pesar de la normativa no gracias a ella.
El sector porcino es un sector resiliente por naturaleza (ahora que está tan de moda esta palabra) que ha sabido adaptarse a los cambios impuestos, de manera rápida y eficaz. Gracias a ello y a la triple sostenibilidad, económica, medioambiental y social, somos un sector estratégico para la economía española siendo el sector ganadero más importante de España con un 40,7% de la producción final ganadera, el 1º productor de la UE, la 2ª potencia exportadora del mundo y el 3º mayor productor del mundo; con más de 23.000 millones de euros de facturación que suponen un 9,5% del PIB industrial. Hemos reducido las emisiones de GEI en un 43,6% y de amoniaco en un 49%, suponiendo tan sólo un 2,58% del total de emisiones de GEI en España. Hemos reducido el consumo de agua en un 30% por kilo de carne producido, teniendo en cuenta que tan sólo el 8% del agua utilizada en nuestras granjas es agua potable, el 82% de la huella hídrica del sector es agua de lluvia (agua verde) que seguiría cayendo aún sin animales. El sector porcino tiene una importante sostenibilidad social al favorecer el desarrollo de nuestros pueblos, el 43% de las granjas están ubicadas en municipios de menos de 5.000 habitantes, genera 415.000 empleos y el 42% del empleo directo que genera somos mujeres. (Fuente: Interporc)
En lucha constante contra los ataques infundados, sobreviviendo a falsas noticias a fuerza de trabajo, trabajo y trabajo, demostrando que #LoEstamosHaciendoBien y que el #DatoMataRelato.
Aluden a que las granjas de cerdos son excluyentes de poder implantar una actividad enoturística a su alrededor. Dicen, que las granjas se deberían implantar en cualquier otro sitio fuera de la Denominación de Origen, pero señores, yo vivo en Zazuar, tengo mi explotación agroganadera en Zazuar y no tengo porque irme de mi casa, de mi tierra, a montar una granja porque a las bodegas les molesten los animales, pero no maridar con cerdo. Recuerden, los vinos, si son acompañados de un plato de jamón, mejor que mejor.
También hablan sobre su papel de defensa de las reivindicaciones para “salvaguardar el patrimonio natural y la identidad de la Ribera del Duero, defendiendo la propia Denominación de Origen”. ¿Por qué no defienden también las muchas reivindicaciones de los viticultores de no permitir plantaciones de viñedo con derechos de fuera de la Denominación de Origen? Desde hace años se viene avisando de que un crecimiento descontrolado de los viñedos de la DO va a acabar con un exceso de producción que va a repercutir en una peor imagen de nuestros vinos y, por ende, en una bajada de precios. Por lo de la ley de la oferta y la demanda.
En fin, querido Consejo Regulador, yo no sé quién le ha dado vela en este entierro o quién le ha convencido para sacar semejantes comunicados en contra de las granjas de cerdos, amparándose en que velan por los intereses de todos sus “operadores inscritos”. Pues bien, yo soy ganadera de porcino y también viticultora inscrita en esta DO, como muchos otros compañeros, y llevo por bandera la defensa de mi sector primario en general. Defiendo y defenderé siempre las bondades de los cerdos y del vino, pero nunca lo haré atacando a parte de mi sector primario, pues una de las cosas que aprendí en el colegio, es que “la mejor defensa no es un buen ataque”.
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