Los ganaderos de bovino de carne siguen con su enfado y han insistido esta semana en la Lonja de Salamanca en que las cotizaciones continúan muy desfasadas con respecto a los precios reales de mercado. Pese a que reclamaron una regularización para ajustarse a las operaciones actuales, la falta de acuerdo con una parte de los compradores llevó sólo a la habitual cotización, donde se reflejó una subida de ocho céntimos por kilo en todas las categorías.
El alza sostenida de los precios del vacuno de carne desde el pasado verano aún no se está notando en la demanda, que sigue muy activada por el mercado exterior.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que la oferta continúa siendo muy ajustada, porque la cabaña nacional aún se halla resentida por la reducción que originó el encarecimiento de los costes y los problemas de enfermedades como la hemorrágica epizoótica (EHE).
Es decir, para explicar esta insólita escalada en el bovino de carne no basta con esa pujante demanda desde el exterior, que es una cuestión más coyuntural, sino una causa más estructural por la merma de la capacidad productiva en España, a su vez motivada por problemas recientes, a los que se unen otros más profundos, que afectan a la ganadería en general (falta de relevo generacional y mano de obra, años de baja rentabilidad, criminalización del consumo de carne, aumento de la presión burocrática, despoblación rural, etcétera), según recoge Asaja Palencia en su web.
Por su parte, la mesa del ovino en la lonja de Salamanca decidió repetir la cotización de los lechazos, así como una ligera subida de los corderos (cinco céntimos por kilo), no sin debate, con la vista puesta en la demanda desde fuera de nuestras fronteras con motivo del ramadán, que prácticamente coincide este año con el mes de marzo.