Esta semana tenía lugar una nueva reunión entre Gobierno y sector -la próxima está prevista para principios de junio-, lo que muestra que se dan pasos lentos, pero firmes y decididos.
Queda por definir los criterios de pago de la norma
Queda por decidir cuáles serán los criterios de pago que se incluyan en la futura extensión de norma, que es el mecanismo habitual de las interprofesionales para recaudar fondos entre los socios para financiar sus ambiciosos programas de actividades.
En el debate, cómo se conecta la Interprofesional con las asociaciones o patronales que son fundamentales para el equilibrio del mercado e, incluso, si se apoyan en el Observatorio español del Mercado del Vino (OEMV), que ya hace un amplio seguimiento de los mercados y elabora informes de referencia sobre esta industria.
Sobre la representatividad, la futura interprofesional tendrá dos patas, producción e industria, la primera reservada a las tres organizaciones agrarias reconocidas de ámbito nacional (Asaja, COAG, UPA) y, la segunda, a la patronal de las bodegas.
Queda por resolver si Cooperativas Agro-alimentarias se sitúa en una u otra, o en ambas, dado su perfil productor y comercializador.
La Interprofesional podría impulsar contratos de compra-venta entre cooperativas e industrias y viticultores, y para eso se necesitarán modelos de referencia o "indexación", aunque el sector conoce bien que las autoridades de Competencia no lo pondrán fácil.
Por explorar, la posibilidad de gestionar posibles retiradas de vino del mercado, aunque el reglamento de la OCM única deja el tema bastante abierto a la interpretación de cada Estado miembro.
Respaldo de las organizaciones agrarias
Desde Asaja, Jose Ugarrio recuerda que, entre las posibles actuaciones de la Interprofesional, figura la promoción y divulgación, la elaboración de estudios y de índices de costes objetivos que puedan ser utilizados en contratos de compra-venta.
El secretario general de UPA Castilla-La Mancha, Julián Morcillo, destaca que hay que crear la Interprofesional sin generar conflicto, ni "colisionar" con organizaciones territoriales existentes -como las interprofesionales del vino de Rioja, La Mancha o Valdepeñas, entre otros ejemplos-, dándole ese "enfoque nacional".
"Estamos avanzando en el diseño de los objetivos y la redacción de los estatutos de constitución", explica el responsable de vino de COAG, Alejandro-García Gasco, quien apunta que "se buscará la fórmula" para que también estén presentes "de una forma u otra", los operadores de sectores vitales para el balance vitivinícola como los fabricantes de zumos y mostos, alcoholes, vinagre o espirituosas.
Cree que dichos operadores podrían tener alguna presencia, bien a través de un Consejo Consultivo o bien como observadores u otras fórmulas que ya utilizan en la actualidad algunos patronatos.
La Interprofesional tendrá, entre sus principales retos, ordenar el atomizado sector, buscar salidas en caso de "stocks" de producción o problemas graves de mercados y tratar de recuperar el bajísimo consumo nacional, que lastra los precios y la rentabilidad.