Azevedo, que aspira ser el próximo director general de la OMC el próximo mes de mayo en sustitución del francés Pascal Lamy, asegura que el reducido peso del sector exterior sobre el PIB de Brasil (aproximadamente el 15 %) "no significa que sea un mercado poco abierto, sino que es un mercado grande".

    Cree que "es natural" que cuando existen mercados internos bastante desarrollados, "la participación externa no sea tan grande".

    Asimismo, Azevedo defiende la política económica basada en el gasto social del Gobierno brasileño, que "ha sacado a 32 millones de personas de la línea de miseria" y las ha insertado en "la banda del consumo".

    Considera que esta política es la que ha permitido el crecimiento del mercado interno y de la economía brasileña "de forma sostenible y robusta en los últimos años", y no cree que suponga un lastre para el crecimiento de Brasil, aunque reconoce que se ha producido una desaceleración, que "se estabilizará" en los próximos años.

    Azevedo cree que los Estados miembros de la OMC coinciden en la necesidad de liberalizar el comercio internacional, pero atribuye el que no se haya avanzado más en este aspecto a la crisis económica de los países desarrollados, porque es más difícil dar estos pasos "cuando hay desempleo o cuando cae la capacidad de inversión y se reducen los mercados".

    Sin embargo, ve "la luz al final del túnel" en lo que a la recuperación económica se refiere y sitúa entre sus prioridades, si resulta elegido director general de la OMC, el desbloqueo de la ronda de Doha (estancada desde julio de 2008) para avanzar en la liberalización del comercio.

    Para ello, considera adecuado "identificar lo posible y no lo deseable", y subraya que "no hay una receta mágica" que sustituya al diálogo "intenso y en confianza" entre todos los Estados miembros de la organización.

    "Lo que requiere hoy la OMC es una combinación de pragmatismo, realismo, ambición y confianza", comenta Azevedo.

    El embajador cree que los acuerdos parciales en el seno de la OMC "son útiles", pero "no son suficientes", porque "hasta que no haya un acuerdo global en la ronda de Doha" el sistema multilateral de comercio seguirá estancado.

    Respecto a su candidatura para dirigir la OMC los próximos cuatro años, Azevedo cree que "es importante" que el elegido proceda de un país en desarrollo que "legitime la organización" y demuestre que "el mundo en desarrollo está muy bien equipado para ofrecer candidaturas de alto nivel".

    No obstante, defiende la suya por encima de las otras ocho presentadas por su experiencia de 16 años en la organización.

    Azevedo asegura sentirse respaldado por la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y "muy contento" con las reacciones de los países que ha visitado, pero evita comentar sus posibilidades, valorar sus apoyos o criticar explícitamente al resto de candidatos.

    "Me gustaría tener el apoyo de todos los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), así como de todos los miembros de la organización", prosigue.

    Dentro de su programa está facilitar el acceso a la OMC (que tiene ahora casi 160 miembros), para que "todas las regiones geográficas participen en el sistema multilateral de comercio internacional", especialmente los países árabes, la mitad de los cuales no pertenecen a la organización.

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