En concreto, para la ejecución del censo en la ría de Avilés y entorno de Gijón, la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos cuenta con la colaboración del Grupo Ornitológico Mavea.

   En cuanto a las rías del Eo, Villaviciosa, Tinamayor, el entorno de Gijón, los embalses del Nalón y de la zona central, la consejería trabaja conjuntamente con el grupo local de Asturias de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife).

   En algunas zonas de Asturias, la primera prospección de aves acuáticas invernantes se hizo en el año 1975, pero no fue hasta 1978 cuando un grupo de voluntarios de la Universidad de Oviedo realizaron el que se puede considerar como primer censo. Desde entonces, el Grupo Ornitológico Aythya y más tarde la Coordinadora Ornitolóxica d’Asturies se encargaron de realizar los censos de acuáticas invernantes. A partir del año 1995, la participación de la Administración del Principado de Asturias se materializó en las rías del Eo y de Villaviciosa.

   Desde el año 2002, fruto de un convenio de colaboración establecido entre la entonces Consejería de Medio Ambiente y la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife), los censos anuales de aves acuáticas invernantes comenzaron a ser realizados por personal de la propia Consejería y de la mencionada ONG, ampliándose el área de prospección a los principales ríos asturianos, a lagos y embalses de zonas de montaña y del occidente, ejecutándose íntegramente en el fin de semana prioritario determinado para el International Waterbird Census (IWC), la organización internacional que desde el año 1967 comenzó la realización de Censos de Aves Acuáticas Invernantes.

   El censo persigue realizar una foto fija de cada una de las especies en toda su área de distribución y, paralelamente, revelar la importancia que los diferentes lugares tienen para la invernada de las mismas. Debido a circunstancias climatológicas excepcionales, como cuando se produce una ola de frío polar, se originan desplazamientos masivos de aves que viajan a lugares en los que se pueden refugiar durante unos días para luego retornar a sus lugares habituales de invernada, por lo que los datos locales no son significativos frente a los datos globales de cada una de las especies.

   En el caso de Asturias, cuando los censos coinciden con la llegada de fríos polares, se produce una auténtica invasión de Avefría Europea y Chorlito Dorado, aunque esto no signifique nada positivo para el conjunto de la especie, pues, simplemente, las aves no se contabilizan en sus zonas habituales de invernada y se contabilizan aquí; estas situaciones se conocen técnicamente como fugas de tempero.

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