El cierre de fronteras provocará sobreoferta en todos estos países y mayor competencia en la búsqueda de nuevos mercados, con el consiguiente riesgo de desplome de los precios.

     El veto llega en un momento muy complicado para los ganaderos españoles debido a la atonía del consumo interno, el elevado coste de los piensos y las importantes inversiones -en muchos casos con fuerte endeudamiento- que han debido realizar para adaptarse a la última normativa sobre bienestar animal obligatoria en la Unión Europea, según el sector.

    "Todo lo que sea cerrar puertas para la exportación no es nada positivo", ha remarcado Bernis, quien asegura que no se sabe cuándo podrán restablecerse los envíos.

    El porcino es un sector netamente exportador, al enviar fuera de España más del 40% de toda su producción.

     Según la información de COAG, la restricción decretada al cárnico español es "parcial" y afectará a un centenar de empresas que exportan a Rusia porcino, aunque al menos 24 compañías sí pueden seguir haciéndolo, al cumplir las exigencias de esas autoridades.

También afectará al vacuno, la pesca y lácteos


     También se verán afectados otros productos del vacuno y de la pesca y el lácteo, aunque este flujo no es demasiado relevante, ha añadido.

     A su juicio, las autoridades rusas se escudan en que las empresas españolas -como antes las alemanas u holandesas- no cumplen sus exigentes normas higiénico-sanitarias, que consideran superiores, ni tienen las garantías de autocontrol y trazabilidad.

     COAG ha apuntado que sospecha que el interés ruso es más bien comercial, ya que quieren impulsar la producción en su propio territorio y, de momento, se decantan por comprar a proveedores más baratos, como los de Brasil, donde están autorizando a nuevos mataderos para operar.

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