Villarroel destaca que “es precisamente la semilla certificada la que garantiza la pureza varietal y la sanidad de la semilla. Además, un mismo lote de semilla se vende en muchas zonas de España mientras que esta mala hierba solo se ha extendido por algunas comarcas aragonesas”.
Recomienda también que, “si siempre es necesario el uso de semilla certificada, todavía más en circunstancias como la que nos ocupan. Este problema es una muestra de que todavía nos queda mucho camino que recorrer para conseguir que su uso sea la práctica habitual”
La semilla certificada supone una serie de ventajas importantes para los agricultores, como el uso de menores dosis de siembra debido a la garantía de germinación, el menor tiempo en la preparación de la semilla, o el aumento del rendimiento, ya que se asegura una buena implantación del cultivo y se reduce la aparición de malas hierbas. También mejora la calidad, al estar la semilla garantizada mediante controles oficiales y tener una trazabilidad y pureza varietal aseguradas.
Además hay que recordar que la producción y comercio de semillas es una actividad regulada y sujeta a autorización y control administrativo. El sistema de certificación garantiza la calidad de la semilla, en origen, así como su trazabilidad, su homogeneidad, pureza específica y varietal, germinación, sanidad, humedad y ausencia de otras semillas no deseadas en la siembra.