Juan Luis Ávila Castro / Secretario General de COAG Andalucía

2025 no ha sido un año más para la agricultura y la ganadería andaluzas. Ha sido un año de advertencias claras, de líneas rojas y también de compromisos. Un año en el que el sector ha hablado alto y claro, y en el que desde COAG Andalucía hemos asumido la responsabilidad de decir lo que realmente está pasando.

A finales de mayo, en el Congreso de COAG Andalucía, asumí la Secretaría General de la organización, tomando el relevo de Miguel López, a quien quiero reconocer su trabajo, su entrega y su defensa firme del campo andaluz durante años difíciles.

Al tomar la responsabilidad, me comprometí —y lo reitero hoy— a reforzar el papel de COAG como organización útil, incómoda cuando haga falta y absolutamente comprometida con los agricultores y ganaderos profesionales. A defender la rentabilidad de las explotaciones, a exigir políticas realistas y a no permitir que se siga legislando de espaldas al campo.

Porque si algo ha quedado claro en 2025 es que sin rentabilidad no hay sostenibilidad, ni relevo generacional, ni futuro.

Hemos denunciado con firmeza que los precios en origen siguen sin cubrir los costes de producción. Lo hemos dicho en el algodón, donde estamos asistiendo a un retroceso alarmante del cultivo. Lo hemos dicho en el olivar, donde a la incertidumbre climática se suma la falta de una política seria de regulación de mercados. Y lo hemos dicho en todos aquellos sectores donde el agricultor produce a pérdidas mientras otros hacen caja.

No es una queja. Es un hecho.

En ganadería, 2025 ha vuelto a demostrar la fragilidad de un sector abandonado. La lengua azul ha sido un nuevo recordatorio de que no se puede cargar toda la responsabilidad sobre las espaldas de los ganaderos. Desde COAG Andalucía hemos defendido la vacunación, sí, pero también hemos exigido que las administraciones asuman su parte, con financiación, planificación y apoyo real a las explotaciones afectadas.

No puedo olvidar que este ha sido el primer año que no se siembra remolacha en Andalucía, lo que se debe a que la ayuda acoplada es superior en el norte que en el sur. En este sentido, estamos trabajando, todas las organizaciones de la mano con la Junta de Andalucía, para que el próximo año podamos tener una producción de azúcar potente.

Otro de los grandes ejes del año que finaliza ha sido la defensa de la soberanía alimentaria. No podemos seguir aceptando acuerdos comerciales que permiten la entrada de productos de terceros países sin las mismas exigencias que se imponen a nuestros agricultores y ganaderos. Eso no es libre comercio: es competencia desleal. Y es, además, una estafa al consumidor.

La PAC, tal y como se está planteando, tampoco va en la buena dirección. Más burocracia, más exigencias y menos renta. Desde COAG Andalucía lo hemos dicho con claridad: esta reforma no se puede maquillar, hay que cambiarla. Porque no sirve una política agraria que expulsa a quien produce alimentos.

También hemos sido claros con la Junta de Andalucía. El diálogo es necesario, pero no basta con mesas y titulares. Hace falta que las decisiones se traduzcan en medidas concretas, en simplificación administrativa, en políticas de agua sensatas y en normas que ayuden, no que asfixien.

Y junto a todo esto, hay una batalla que considero estratégica: explicar el campo a la sociedad. Llevar la agricultura y la ganadería a las aulas, a los medios, a las redes. Contar quién produce los alimentos, en qué condiciones y con qué dificultades. Porque un sector invisible es un sector débil.

COAG Andalucía no está para quedar bien. Está para defender a quienes se levantan cada día para trabajar la tierra y cuidar el ganado. 2025 ha sido un año duro, pero también un año de reafirmación.

Y también de buscar soluciones reales, tangibles, de darle una vuelta a temas que nos martirizan a los agricultores y ganaderos y hacer propuestas concretas. En eso estamos, en el pragmatismo. Y prueba de ello ha sido la moción que desde las uniones provinciales de COAG estamos presentando a los ayuntamientos andaluces. El objetivo: poner en valor la calidad y el impacto positivo para toda la sociedad de consumir productos agroalimentarios de cercanía, de km 0, apoyando además al sector agrario local con una serie de medidas a desarrollar por los distintos gobiernos locales.

Otra de las propuestas está relacionada con la falta de mano de obra en el campo. Está muy bien denunciar una y otra vez lo mismo, pero consideramos que hay que facilitarles el trabajo a los que deciden y ser proactivos. En este caso, trasladamos una propuesta de creación de empleo en el campo para personas migrantes que se encuentran en el limbo de la alegalidad por no tener papeles.

Antes de finalizar, recordar que la unidad de acción es fundamental, aunque a veces sea una labor difícil, porque sólo así seremos capaces de sacar adelante medidas que palíen las necesidades del sector.

Finalizo con un reto para el nuevo año: que seamos capaces de trasladar a la sociedad la importancia de la soberanía alimentaria para todos los ciudadanos. Es necesario valorar el hecho de tener alimentos producidos en nuestros países de origen. Esto da garantías de calidad y seguridad alimentaria, y es fundamental que se proteja a toda costa.

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