ASAJA de Salamanca ha mostrado su profunda preocupación por la persistente y creciente presencia del topillo campesino en diversas localidades de la provincia. A pesar de encontrarnos en pleno otoño, las poblaciones de este roedor no solo no han disminuido, sino que en algunas zonas han aumentado, generando inquietud respecto a la próxima campaña agrícola.
Agricultores de municipios como Villoria, Cantalapiedra, Poveda y Fresno reportan daños significativos en diversos cultivos, entre ellos colza y remolacha, situación que se ha mantenido desde el verano. Los productores afirman que “los daños que estos roedores producen en los cultivos son cada vez más evidentes y, en muchos casos, irreparables”.
ASAJA Salamanca exige a las administraciones competentes una respuesta inmediata y efectiva para evitar que la situación se agrave el próximo año. «Es esencial intervenir en las vías de dispersión del topillo—como cunetas, regatos, desagües y linderos herbáceos—durante los meses actuales», asegura la organización.
LA PLAGA TIENE SUS CAUSAS NO SOLO EN LAS LLUVIAS Y TEMPERATURAS SUAVES, SINO EN LA CONDICIONALIDAD DE LA PAC Y LOS ECO-REGÍMENES
Asimismo, recuerda que esta labor recae en los gestores de superficies no cultivables en territorio agrícola: ayuntamientos, Diputación Provincial, Confederación Hidrográfica y otras entidades o administraciones propietarias o gestoras de terrenos.
La plaga, que afecta principalmente a las comarcas de Peñaranda, Salamanca y Alba de Tormes según ha reconocido la propia Junta de CyL, aunque también se ha extendido a otras zonas, «tiene como causas no solo las lluvias y las temperaturas suaves del otoño, sino también las normas de condicionalidad que impone la normativa PAC, así como los eco-regímenes y otros requisitos que nos imponen, principalmente la prohibición de quemar rastrojos», afirman. La administración, consciente de que muchos de estos requisitos han influido en la proliferación de plagas como esta, los ha flexibilizado en cuanto a permitir ciertas labores en determinadas comarcas.
En este sentido, ASAJA ha pedido que se vaya más allá en las flexibilizaciones y que se permita realizar quemas controladas para evitar los excesos de maleza en las parcelas y en los límites de estas, así como en los ríos, arroyos y caminos, que son las zonas donde el topillo se resguarda en otoño.
En este sentido, ha advertido de que «de no adoptarse medidas contundentes, los efectos negativos sobre la producción agrícola de la provincia en los próximos años podrían ser considerables».
Por ello, la asociación insta a las autoridades a actuar con diligencia y eficacia para impedir que el topillo campesino continúe causando estragos entre los agricultores de la provincia, quienes ya enfrentan desafíos significativos debido a condiciones climáticas adversas y problemas estructurales del sector.