La mosca del olivo es una de las principales plagas que pone en jaque la calidad y viabilidad del aceite de oliva en la región. La disminución del peso y la cantidad del fruto y el aumento de la acidez del aceite que provoca hacen que desde hace décadas se ande «a la caza» de este insecto. A través de un Manejo Integrado de Plagas (MIP) se busca controlar el daño con una reducción del uso de insecticidas de síntesis química. Para ello, el primer paso es el seguimiento de la población para saber cuál es el mejor momento para realizar actuaciones de control.
El problema es que «el sistema de seguimiento poblacional de la mosca del olivo actual está obsoleto y no cuenta con bases científicas» explica el investigador Meelad Yousef, que, junto al equipo formado por Enrique Quesada, Flora Moreno y Pablo Valverde del grupo de Entomología Agrícola de la Universidad de Córdoba, ha llevado a cabo un estudio que ha permitido establecer el método más efectivo para monitorizar la mosca del olivo.
Tras dos años de ensayos en campo en las provincias de Córdoba y Cádiz, el equipo ha podido establecer que los paneles adhesivos amarillos de doble cara más pequeños (10 × 25 cm) son las trampas más eficientes para conocer la cantidad de mosca del olivo. La distribución ideal, según los ensayos, es de 15 paneles adhesivos por hectárea para una mayor precisión, pero también se estableció que un mínimo de 4 trampas por hectárea permite una estimación efectiva de la población. Esto permitiría actualizar, con evidencia científica, la guía de Manejo Integral de Plagas de España, que establecía 6 trampas para una parcela de referencia de 300 hectáreas y no estipulaba cuál era la mejor trampa para este insecto.
«Entre las trampas estudiadas (6 diferentes), los paneles amarillos adhesivos y las trampas McPhail (muy habitual en el manejo) superaron al resto conforme a mosca capturada, pero seleccionamos los paneles amarillos adhesivos porque las trampas McPhail capturaban también muchos enemigos naturales, además de la mosca» desarrolla Meelad Yousef. Ya seleccionado el tipo de trampa, probaron distintos colores: amarillo, verde, blanco y azul. Y las moscas acudieron en mayor medida al amarillo.
En cuanto al tamaño, al contrario de lo que se podía pensar, la trampa más pequeña (10x25cm) fue más efectiva que la más grande (20×25) porque capturaba el mismo nivel de mosca, pero reducía la captura de otros insectos auxiliares. La información de tamaño tampoco aparecía en la guía actual.
Además, continúa la investigadora Flora Moreno «propusimos la distribución de trampas y la distancia entre ellas más óptima para obtener los datos que permitan conocer de manera precisa cuándo tiene que tratar, ahorrando los costes de hacer el tratamiento cuando no toca».
LA VARIEDAD IMPORTA
Como novedad, este trabajo relaciona el daño que causa la mosca del olivo según su población dependiendo de la variedad de olivo. Se comprobó que la variedad es un factor clave para saber qué daño hará determinada población «porque no afecta lo mismo que haya 10 moscas en una variedad que en otra». Por ejemplo, con una cantidad similar de mosca en las variedades Frantoio y Empeltre, la segunda tuvo un daño mucho mayor.
Este trabajo sienta las bases para un monitoreo más efectivo que dé lugar una mejor toma de decisiones en cuanto al control de la mosca del olivo y es clave para el desarrollo de las trampas electrónicas que enviarán los datos en tiempo real a agricultores y técnicos en las que trabaja actualmente el grupo de Entomología Agrícola.
Referencia:
Flora Moreno-Alcaide, Enrique Quesada-Moraga, Pablo Valverde-García, Meelad Yousef-Yousef, Optimizing decision-making potential, cost, and environmental impact of traps for monitoring olive fruit fly Bactroceraoleae (Rossi) (Diptera: Tephritidae), Journal of Economic Entomology, Volume 118, Issue 1, February 2025, Pages 219–228, https://doi.org/10.1093/jee/toae296