En las zonas en las que se cultiva no existe alternativa agrícola económicamente viable, ya que se desarrolla en terrenos pobres que no son aptos para otro tipo de producciones.

    Según datos del sector, Extremadura concentra el 93,4% del cultivo de tabaco en España, y para la comunidad autónomas es su segunda fuente de ingresos tras la caza; le siguen Andalucía (5,8%) y Castilla y León (0,6%).

    El cultivo del tabaco genera más de 10.000 empleos directos e indirectos en el sector agrícola; en el caso de la industria, más de 18.200 trabajadores; en el comercio al por mayor de productos del tabaco superan los 3.500; y en el comercio al por menor en establecimientos especializados, más de 23.500.

    El sector achaca a los fuertes incrementos de precios por la subida de los impuestos un notable aumento del contrabando, que ha pasado de tener una incidencia del 2% antes de la crisis a superar en algunas ciudades andaluzas el 30%.

    Pero el contrabando es sólo uno de los peligros al que se enfrenta al sector. Por primera vez en su historia, ha hecho un frente común -a través de la Mesa del Tabaco- para intentar ganar la partida a una directiva comunitaria que quiere regular el envasado, composición, distribución y venta de los productos del tabaco, y cuyos detractores aseguran que pone el peligro la supervivencia del sector y sus 56.000 empleos.

Y Europa en medio de toda la polémica


    La directiva que ha promovido la Dirección General de la Salud y Consumidores de la Comisión Europea (DG Sanco) quiere prohibir algunos de los ingredientes que se añaden al tabaco, que sean caracterizadores de su sabor.

    Plantea obligar a las empresas ha realizar un empaquetado estándar, con un mínimo de cigarrillos y prohibir los formatos delgados, denominados "slim" (aunque hay enmiendas que plantean establecer marcas blancas, al estilo de Australia).

    Además quiere que las advertencias sanitarias ocupen en 75% de ambas caras, y un 50% de las laterales, lo que deja menos del 15% para la comunicación comercial, apunta a Efeagro el portavoz de la Mesa del Tabaco, Juan Páramo.

    En principio, según Páramo, la prohibición de mostrar el producto en el punto de venta, en el caso de España en los estancos, no forma parte del ámbito troncal de la directiva, pero muchas enmiendas que se han presentado sí que la incluyen, por lo que aún es muy pronto para saber cómo saldrá la directiva.

    Otra de las iniciativas que, de momento, se han quedado por el camino, ha sido la prohibición de las máquinas de venta automática, un impacto que habría dado de lleno a las empresas fabricantes españolas, que se concentran en Navarra y son las líderes en producción y exportación de este tipo de dispensadoras.

    Páramo cree que el proyecto de la Comisión está recibiendo muchas enmiendas y le preocupa que ésta haya recurrido al acto delegado, que permite que en la directiva no se regule todo al detalle y se queden aspectos para una posterior ordenación en la que no entrarían a debate de los estados miembros.

    En este caso se podrían regular los porcentajes máximos de nicotina y alquitrán, y aunque este tipo de regulación está permitido por el Tratado de Lisboa, "no puede afectar a elementos esenciales de la directiva como en este caso", subraya Páramo.

    Mientras Bruselas es un hervidero de grupos de lobby -unos afines al sector sanitario y favorables a estrechar el cerco al tabaco y otro cercanos al mundo empresarial más defensores del libre mercado-, el sector del tabaco sigue siendo la patata caliente que aguantan al alimón Sanidad y Hacienda.

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