El no poder pagar a los trabajadores que tienen a su cargo, en el caso de unas; los embargos, en el caso de otras; y el haberse visto obligadas a racionar la comida y no ver una salida a su situación, las llenó de valor para emprender esta lucha, según ha comentado a Efe Beatriz Sosa, que ayer fue evacuada a un centro hospitalario por una bajada de tensión y un cuadro agudo de hipoglucemia, como le ocurrió a otra de sus compañeras el pasado viernes.
Ahora están a la espera de firmar y marcharse a su casa, cosa que no harán hasta comprobar que el acuerdo que esperan suscribir con el consejero de Agricultura del Gobierno de Canarias, Juan Ramón Hernández (CC), contiene todos los detalles a los que se comprometió anoche en la reunión de tres horas que celebró con ellas.
Sosa ha comentado que, en su caso, ha emprendido la huelga de hambre por sus padres, que tienen una finca y de siempre han vivido del tomate, pero a partir de 2010 "las cosas" en su casa comenzaron a complicarse por los problemas económicos.
De cooperativas a racionar la comida por la falta de pagos autonómicos
Su familia pertenece a la cooperativa Coagrisan, que cuenta con unos 120 socios, cultiva 140 hectáreas y emplea a la mayoría de las personas que trabajan en el tomate en el municipio, ha señalado Sosa.
Sus padres solicitaban anticipos a la cooperativa, pero como esta tampoco percibía las ayudas, no había dinero que adelantar y, por lo tanto, ellos no pudieron pagar a sus empleados, según Sosa, que ha sufrido en su propia casa la necesidad de racionar la comida.
Esta mujer, que cursó un ciclo superior de administración, reconoce que podría dedicarse a otras cosas, pero ahora se siente en la obligación de "estar aquí" y defender los intereses de sus padres.
Junto a estas siete mujeres ha permanecido acampado el agricultor Guillermo Quintana, quien también ha dedicado su vida a este cultivo y decidió desde el primer día estar junto a ellas y apoyarlas.
Para Quintana, estas mujeres son "unas heroínas", pues han salido en la defensa de un pueblo que se sustenta del tomate y "tenía los días contados".
"No se podía hacer frente a los bancos y al día a día de una casa de familia" y ellas han tenido la valentía de tirar para adelante y plantarse ante la sede de Presidencia del Gobierno hasta lograr su objetivo.
Quintana expresa, con mucho orgullo y emocionado, que estas mujeres han logrado que se pague el dinero que se les adeudaba y, sobre todo, "ilusión para el futuro", porque han conseguido que la ayuda que por hectárea esté ligada a la mano de obra contratada, con lo que se apoya los puestos de trabajo del sector.
Uno de los municipios con más paro de Canarias
En La Aldea, uno de los municipios de Canarias con mayor tasa de paro, el sector del tomate emplea a más de 1.000 trabajadores, pero en época de bonanza llegaron a trabajar 3.000 personas e indirectamente otro tanto, porque muchas empresas han desaparecido.
La mayoría de estos trabajadores están contratados por los pequeños agricultores que pertenecen a Coagrisan, cooperativa a la que se le adeuda 2 millones de euros del plan de modernización y otros 2,5 millones por ayuda a la hectárea.
El resto trabaja para el Silvestre Angulo, que mantiene la otra gran explotación de tomate del municipio, de unas 30 hectáreas, también "con la soga al cuello", según Quintana.
(Foto: multimedia.laprovincia.es)