Juan Rafael Leal Rubio / Presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía

 No queríamos creerlo, pero ha ocurrido. A las 00:01, hora española de hoy, los aranceles anunciados por Estados Unidos a nuestras exportaciones agroalimentarias han entrado en vigor. Mientras en España nuestros políticos están centrados en cómo ganar las próximas elecciones nacionales capeando el temporal que llega desde Cataluña, el sector agroalimentario español, y muy especialmente el andaluz, asiste atónito al mayor ataque de su historia, convirtiéndose en el pagano de un conflicto originado en la industria aeronáutica.

Hasta ayer, Estados Unidos era el principal mercado para nuestras exportaciones agroalimentarias, tanto españolas como andaluzas; una plaza que nos ha costado años de esfuerzo e inversiones consolidar y que vivía momentos de esplendor e imparable crecimiento. Andalucía, con 679 millones de euros comercializados en 2018, venía representando algo más del 35% de todas las ventas agroalimentarias nacionales en aquel país, de las que el 51% correspondía a aceite de oliva.

Pues bien, desde hoy, tanto nuestro aceite de oliva envasado –independientemente del país en el que se embotelle-, como nuestras aceitunas verdes –pues recordemos que las negras ya soportan un arancel del 34,79%-, así como también productos de porcino, frutas –como los cítricos-, vinos, quesos y otros lácteos, tendrán que pagar un impuesto del 25% para entrar en territorio Trump.

Y me pregunto yo, ¿sabe alguien realmente qué va a suponer esto? Desde el Banco de España se han aventurado a decir que las ventas se van a reducir un 12% en Estados Unidos, un impacto que, a buen seguro, desde el sector celebraríamos. Pero no. Desde ya, yo les aseguro que no va a ser así. Baste un ejemplo, el de los efectos de los aranceles americanos a nuestra aceituna negra, que en dos años han lastrado su comercialización un 50%, acumulando pérdidas de 60 millones de euros y provocando un descenso generalizado de los precios del 20%, que han caído hasta un 33% en el caso de la variedad hojiblanca, la cual representa la mitad de la producción. Recordemos también que esos aranceles comenzaron siendo de un 4,47% y ya se sitúan en el 34,79%. ¿Y quién se está beneficiando? Muy sencillo, nuestros principales países competidores: Grecia y Marruecos.

Ahora, no solo tendrá que pagar aranceles la aceituna negra (el 28% del total), sino también la verde o, lo que es lo mismo, el 100% de las 75.000 toneladas de aceitunas de mesa españolas que venimos exportando a Norteamérica.

Igualmente, tendrá que pagar un 25% de impuestos, el 100% del aceite envasado con origen España, que entre en Estados Unidos, aunque se envase en Italia. ¿Y saben lo que supone esto? Pues nada más y nada menos que dejar de comercializar 140.000 toneladas de aceite de oliva español; las 60.000 que enviamos embotelladas desde España y las 80.000 que Italia nos compra y envasa para comercializar en América. ¡Estamos hablando de dejar de comercializar el 12% de nuestra producción media! ¡De prácticamente el 20% de todas nuestras exportaciones!

¿Puede alguien entender que desde el Gobierno de España se califiquen los aranceles de “inaceptables” y no se hayan hecho todos los esfuerzos habidos y por haber para evitar esta catástrofe?

Desde Cooperativas Agro-alimentarias nuestra indignación es máxima. No podemos entender este ataque al sector agroalimentario andaluz, salvo en clave política; en clave política a todos los niveles y que cada cual entienda lo que quiera. Andalucía y, por ende, España es el principal productor y comercializador de aceite de oliva y aceituna de mesa del mundo. Una posición y un prestigio, que ha costado muchos jornales, sudores, inversiones, trabajo y esfuerzo alcanzar, para que ahora, sin quererlo ni comerlo, se nos expulse de un gran mercado como el estadounidense.

No, oigan, no. Las ventas no van a reducirse un exiguo 12%. Los aranceles de Trump a nuestras producciones son un drama real para el sector. Hace solo unos días nos manifestábamos y pedíamos precios justos para el aceite de oliva tras dos cosechas especialmente malas. Pues bien, este hecho añadido, lo que va a conllevar es un todavía mayor hundimiento de las cotizaciones por acumulación de producto en los mercados. ¿O acaso creen que los consumidores americanos van a comprar aceite de oliva español, más caro, cuando pueden tener un producto similar a un precio mucho más competitivo? Sí, podemos vender a granel, ¿pero quién se queda entonces el valor añadido? Los americanos.

Así que de este “atentado”, como lo hemos calificado desde la organización, se benefician curiosamente países europeos. ¡Oh sí! ¡Europa! Italia y Grecia se van a beneficiar de nuestra expulsión de Estados Unidos, pero también países terceros como Marruecos, Egipto o Túnez y, una vez que tengan ya el mercado, ¿cómo volvemos a recuperarlo?

¿Y dónde está la Unión Europea en todo esto? ¿Existe realmente el mercado único? Está claro que para la Organización Mundial del Comercio (OMC), que es el organismo que ha auspiciado que Estados Unidos cometa este atropello, no. De lo contrario, todos los países por igual, sin distinción, estaríamos afectados por los gravámenes. Se dice que Italia y Grecia han negociado individualmente con Trump, en términos de Defensa, evitando este desastre. ¿Y nuestros políticos? ¿Nuestros políticos dónde están?

Y estamos hablando de aceite de oliva y de aceituna por ser las producciones más señeras y afectadas en Andalucía pero, como decíamos, los aranceles también alcanzan a los vinos, los cítricos y al porcino, entre otras. Para nosotros, los productores, las cooperativas y los que vivimos de este sector estamos ante una hecatombe cuyas consecuencias todavía no se pueden cuantificar. Por lo pronto, esperamos saturación del mercado interior con las producciones afectadas, pérdidas económicas directas para los agricultores, reducción drástica de jornales, reestructuraciones en las plantillas y estrategias de las empresas y, en definitiva, pérdida del estado de bienestar que afectará a todos los andaluces.

Como decimos, es pronto para poner cifras, pero lo que está claro es que, si estos aranceles no se revierten con la mayor inmediatez, más de 400 cooperativas olivareras y 250.000 olivicultores andaluces tendremos que afrontar, en primera persona, el mayor ataque de nuestra historia, fundamentalmente como consecuencia de la inacción de nuestros políticos, tanto en España como en Europa. Todo ello, a la espera de conocer la letra pequeña del acuerdo del Brexit y el resultado de una más que incierta PAC.

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