El cauce del río Colorado podría no tener capacidad suficiente para proveer de agua a la población de los siete Estados de EE UU por los que circula en los próximos 50 años. Un estudio que este miércoles presentó el secretario del Departamento de Interior, Ken Salazar, en Las Vegas advierte de que el aumento de la población, unido a los períodos cada vez más prolongados de sequía, ponen en peligro el suministro a 40 millones de ciudadanos, además de tribus de nativos americanos, empresas, granjas y campos de cultivo que se abastecen del Colorado.
“Necesitamos reducir la demanda y garantizar la conservación del ecosistema. Además debemos aumentar el suministro con otras medidas alternativas”, indicó Salazar. Según el estudio, la desproporción entre la cuenca del Colorado y las necesidades de suministro podría alcanzar en 2060 los 4.000 millones de metros cúbicos. 1.200 metros cúbicos es lo que una familia consume de media al año en EE UU, de acuerdo con los datos facilitados por el Departamento de Interior. La demanda municipal e industrial es la que se espera que más se incremente en los próximos 50 años, se indica en el informe.
La desproporción entre la cuenca del Colorado y las necesidades de suministro podría alcanzar en 2060 los 4.000 millones de metros cúbicos
En los últimos 10 años, la falta de lluvia ha reducido el histórico caudal del río Colorado de 24.000 millones de metros cúbicos a 20.000 millones, de acuerdo con el informe publicado. “Los devastadores efectos de la sequía, unidos al un rápido crecimiento de la población, se calcula que en los próximos 50 años los 40 millones de ciudadanos que ahora se abastecen de su cuenca casi se doblarán, alcanzando los 76,5 millones, hacen insostenible la explotación del Colorado tal y como se está realizando ahora mismo”, advierte en conversación telefónica Mathew Niemirski, jefe de política hídrica de la zona occidental de EE UU de American Rivers.
El río Colorado es la principal fuente de abastecimiento de los Estados de Arizona, California, Colorado, Nuevo México, Nevada, Utah y Wyoming, una región más grande que Francia. México también tiene derecho a una parte de la cuenca. Su caudal surte de agua de boca a 40 millones de personas, se utiliza para el riego de 16.000 kilómetros cuadrados de campos de cultivo, nutre a 22 tribus de nativo americanos y se utiliza en 11 parques naturales y siete reservas de animales salvajes. Las centrales hidroeléctricas construidas en torno al cauce del río generan más de 4.200 megawatios, suficientes para confrontar las necesidades de el Oeste de EE UU, según datos de WaterSMART, el departamento dedicado a la sostenibilidad hídrica del Departamento de Interior.
“Si no se cambia la actual legislación hídrica ni la tecnología, en unos años los ciudadanos de Denver, Los Ángeles, Las Vegas o Phoenix no dispondrán de agua”, asegura Niemirski. El informe que se presentó el miércoles recoge alrededor de 150 propuestas para tratar de atajar el problema, algunas tan osadas como extraer agua de los icebergs del Ártico, una iniciativa que ha sido desestimada por el secretario de Interior.
Niemirski aboga por mejorar las técnicas de irrigación, establecer plantas desaladoras en los océanos y en las cuencas de otros ríos, modernizar los sistemas de presas y de canalización -”pensados para necesidades del siglo XIX y no del siglo XXI”- emplear herramientas que mejoren el sistema de abastecimiento en las ciudades y optar por trasvases a gran escala de otros cauces. En las últimas semanas varios medios de comunicación insinuaron que la Administración Obama podría aprobar la construcción de un canal de 1.100 kilómetros para transferir agua del río Missouri hacia el oeste, pero el martes Salazar desmintió la información. “Vamos a tratar de apostar por soluciones que sólo afecten a la cuenca del Colorado, porque el coste de los trasvases no se ha demostrado ni práctico ni eficaz”, indicó.
La parte alta del río Colorado lleva sufriendo una extrema sequía desde hace prácticamente una década. “La población en el oeste de EE UU está bastante concienciada de los efectos del cambio climático”, asegura Niemirski. “Pero todavía es necesario tener un debate serio que determine cómo queremos vivir de aquí a 50 años y cómo lo estamos haciendo ahora. Estamos a tiempo de atajar el problema, pero hay que hacerlo con soluciones eficaces y que garanticen la sostenibilidad”, señala.