Hay un dicho popular que dice que ‘ojalá tengas muchos juicios… y los ganes’, porque en ocasiones es mejor perder una contienda y saber a qué atenerse, que ganarla y tener que lidiar con ella. Y esto lo que le está pasando ya al PSOE, que se ha encontrado con ‘el juicio de la PAC’ de manera inesperada y ha pasado de fiscal a encausado y sin que se sepa quién se sentará en el banquillo. Y es que la victoria de Pedro Sánchez en la moción de censura ha provocado que los socialistas pasen de pedir, exigir y reclamar a tener que negociar ellos la reforma de la PAC.

Y se nota que el cambio de ubicación en el juicio comienza a pasar factura. Durante semanas, mientras que Isabel García Tejerina se aferraba a defender el recorte del 5% de las ayudas directas propuesto por la PAC (que será del 3,5 en el caso de España, como anunció un par de días antes de tener que dejar el cargo) como un ejemplo de negociación del Gobierno de Rajoy, desde el PSOE se aferraban al «no se puede perder ni un euro» de esta financiación. Una semana después, con Pedro Sánchez a punto de instalarse literalmente en la Moncloa, las voces críticas se tornan amables y ya ven aspectos «agriodulces» e incluso «buenas señales» en el bando socialista ante la reforma planteada por Bruselas.

Dos buenos ejemplos son los consejeros de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, y el de Andalucía, Rodrigo Sánchez Haro, que de azote de Tejerina han pasado a ser flexibles en sus interpretaciones a la propuesta de la PAC. Así, Martínez Arroyo ya no pone tanto el acento en los recortes, como sí en ver “interesante” que en esta propuesta se incluya un techo por explotación establecido en 100.000 euros, así como la puesta en marcha de pagos redistributivos y la apuesta por los profesionales, los jóvenes y los pequeños y medianos agricultores. De igual forma, donde antes había exigencias, ahora se ve una “buena señal”, aunque ha incidido en que la propuesta “hay que concretarla en los próximos meses y es una negociación complicada y la debemos hacer todos juntos”.

Por su parte, Rodrigo Sánchez Haro también ha pasado a ver los aspectos positivos de la reforma antes que los negativos, porque considera que «se reconoce el papel del pequeño y mediano agricultor», aunque eso sí insiste en que «se establece un recorte del 16 por ciento de los fondos». Pese a todo, ya habla de un día «agridulce», puesto que «los reglamentos de la PAC recogen aspectos que hemos demandado pero nos queda mucho camino, con esfuerzo entre todos, Junta, Gobierno, CE, Parlamento, para evitar que se reduzcan los fondos».

Los socialistas se han encontrado con ‘el juicio de la PAC’ sin esperarlo y, a falta de que se concrete quién se sentará en el banquillo en forma de ministro, deben comenzar a cambiar su discurso sobre la marcha, auinque lo realmente importante no sea el discurso, sino los resultados.

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