La Fundación Espigoladors junto con las otras entidades del colectivo #LeySinDesperdicio y las organizaciones profesionales agrarias COAG y UPA, reivindican que la propuesta legislativa contra el desperdicio alimentario contemple el espigueo o la rebusca como herramienta de prevención, reducción y medición de las pérdidas de alimentos en el sector primario.
Una vez aprobada en el Congreso de los Diputados la Ley de Prevención de la Pérdidas y Desperdicio Alimentario, desde la Fundación Espigoladors y las organizaciones profesionales agrarias COAG y UPA, junto con el colectivo #LeySinDesperdicio, creen que «todavía estamos a tiempo de incorporar ciertas demandas en su paso por el Senado. No hay que dejar escapar la oportunidad de hacer una ley realmente valiente y ambiciosa ante esta grave problemática ambiental y social».
De esta manera, reivindican de manera firme la incorporación de la enmienda para la regulación del espigueo o la rebusca, una actividad que desde la Fundación Espigoladors realizan de forma organizada en distintas zonas agrícolas del territorio catalán, siempre con convenios con los productores. Desde el año 2015 han conseguido recuperar y repartir más de 2 millones de kilos de frutas y verduras que de otra manera habrían sido desperdiciadas.
El espigueo «permite visibilizar la punta del iceberg de un sistema agroalimentario insostenible que conduce a la precarización de las personas productoras. Demasiado a menudo comprobamos cómo los productores locales tienen serias dificultades para vender sus productos debido a los bajos precios percibidos, rígidos estándares estéticos de comercialización o por competencia desleal. Esta situación conduce a las lamentables imágenes de campos enteros con la producción sin cosechar perdiéndose todos los recursos humanos, económicos y naturales asociados a su producción», aseguran sus responsables.
Dicha práctica histórica del espigueo o la rebusca y altamente consolidada en todo el territorio estatal se sigue realizando de manera formal e informal a menudo mediante un acuerdo verbal entre productor y rebuscador. En la mayoría de los casos no existe un marco normativo regulador válido que pueda dar seguridad jurídica a todas las partes implicadas: productores, ciudadanos y entidades de iniciativa social que lo promueven.
Por ello consideran que su incorporación a dicha ley supondría:
- La unificación a nivel estatal de los requisitos para su práctica y el asentamiento de unas bases a nivel legal en cuanto a trazabilidad del producto y seguridad alimentaria.
- La potenciación de la prevención de las pérdidas alimentarias en el campo, así como medio directo para la obtención de datos en campo para su posterior análisis y cuantificación.
- Una herramienta para la promoción de la sostenibilidad en las explotaciones agrarias tanto nivel ambiental como social.
- El reconocimiento y la valoración de dicha práctica en cuanto a la obtención de certificaciones, ayudas o subvenciones enmarcadas a promover la sostenibilidad ambiental del sector agrario.
Esta actividad quedó ya contemplada, de forma pionera en toda Europa, en la ley catalana de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario de 2020, y por eso creen que su regulación en el ámbito estatal sería un gran paso para su impulso en otros puntos del territorio
El espigueo o la rebusca permite dignificar el aprovechamiento de los excedentes agrarios, incidir sobre el origen y de esta compleja problemática y a su vez deviene una potente herramienta de sensibilización a la ciudadanía frente a las dificultades del sector agrario de nuestro país.
Para más detalles consultar el dosier: El espigueo, una herramienta para el aprovechamiento alimentario
Pues a rebuscar trigo para hacer pan,antes de que entre el ganado para forraje