Y esta situación de falta de información real está provocando, en muchos casos, un auténtico caos en el sector agrario y ganadero, que hasta el momento sólo es consciente de que o hace las cosas bien o se queda sin ayudas. El problema es que no sabe muy bien qué hacer.

     Así, por ejemplo, el ingeniero agrónomo y especialista en Política Agraria Común (PAC), Francisco Martínez Arroyo, que se está multiplicando en conferencia y charlas de la mano de Ibercaja, ha reconocido que las quejas del sector vienen por el retraso en la aportación de información al respecto.

    "Prácticamente, hasta finales del año pasado no se han conocido las regiones para los pago directos; por lo tanto los agricultores no han podido hacer los cálculos de las ayudas que iban a recibir, así como de los requisitos para el pago verde", ha aseverado.

    En este sentido, ha asegurado que la PAC "tiene cosas buenas y malas", sobre lo positivo de la política europea ha apuntado a la "prolongación de los pagos", que se reducen "ligeramente" respecto al periodo anterior, ha apostillado.

    No obstante, según este agrónomo, existen opciones para "influir" en los mercados, ya que la influencia de las Administraciones en cuestiones como los regímenes de intervención pública o el subsidio a las exportaciones "ha ido desapareciendo", de tal forma que se "liberaliza" el sector y "pone a los agricultores en la cuestión de enfrentarse al mercado solo o organizarse". Una cuestión nada baladí a la ahora de tener que tomar decisiones.

El mercado manda, las ayudas descienden

    Por su parte, el director general de la PAC en Castilla y León, Juan Pedro Medina, en el marco de unas jornadas celebradas en Salamanca por el centro Europe Direct de la Universidad de Salamanca, indicó que el desconocimiento por parte de los agricultores y ganaderos es un aspecto importante. "Es un cambio brusco y es difícil que se entienda, especialmente por este sistema de derechos. Yo, personalmente, no quería este sistema de derechos porque es más sencillo pagar por hectárea o por cabeza de ganado porque lo contrario genera muchos conflictos sobre quién es el titular de los mismos. Era más sencillo volver a la PAC de 1993, pero se decidió de otro modo", dijo.

      Asimimso, destacó que muchas veces el profesional "se olvida del mercado porque las ayudas seguirán decreciendo en próximos periodos y de lo que tiene que preocuparse es de negociar en las mejores condiciones en el mercado", explicó.

    No en vano, el representante de la Junta indicó que en este periodo "habrá mini-reformas, no sabemos como la llamaremos, si chequeo u otra cosa, pero que no nos quedemos en las ayudas porque debemos ver mucho más allá. Y esto pasa por disminuir el número de perceptores (hacia eso van las ayudas) y son elementos que pueden jugar a favor para disponer de un sector más profesional a partir de 2020".

Y cada cual con su problema

    Y en este teatro de la confusión, están los que van, legítimamente, a defender lo que creen más justos, pero que al final sólo complican la falta de información. Así, La Unió de Llauradors ha criticado que el Ministerio de Agricultura mantenga "grandes desequilibrios" en el reparto de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) y que no haya dado pasos para reequilibrar su distribución y siga "beneficiando" a grandes perceptores y compañías que cobran ayudas públicas por pagos básicos de más de 150.000 euros.

    O el Colectivo de Agricultores y Ganaderos de Teruel (Agrigate), que ha comparecido en la Comisión de Peticiones de las Cortes de Aragón para reclamar un cambio en los mapas de estratos que fijan las ayudas de la PAC porque la actual zonificación les discrimina con respecto a Zaragoza y Huesca.

   El presidente de la plataforma, Julián Sancho, ha recordado durante la comparecencia que los mapas que dividen al territorio de la comunidad en estratos y en los que se basa la UE para conceder las ayudas de la PAC sitúan a la provincia de Teruel y a dos zonas de Huesca en el estrato 3, lo que supone recibir 78 euros de ayuda por hectárea frente a los 120 que reciben las explotaciones situadas en el estrato 6, la gran mayoría de las de Zaragoza.

    Una reivindicación justa, y posiblemente necesaria, pero que, al final, sólo se centra en lo que se ha hecho mal, no en lo que deben hacer los agricultores, que siguen esperando a que el Magrama explique de una vez cómo va a quedar todo.

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