El pleno del Parlamento asturiano ha aprobado este viernes 18 de mayo por asentimiento una declaración institucional en la que respalda que la sidra sea declarada Patrimonio de la Humanidad y aboga por «apoyar al sector sidrero» como parte integral de la cultura y economía asturiana.

El texto aprobado por el Parlamento asturiano señala que la sidra en Asturias es «mucho más» que una bebida, ya que en su consumo confluyen elementos fundamentales de la sociabilidad asturiana indisociables de la identidad de la región y forma parte de un modo de vida.

«La sidra es uno de los principales referentes de la rica y variada gastronomía asturiana», expone la declaración, que indica que la sidra «es un eje vertebrador de la economía de Asturias, un aliciente turístico y una seña ineludible de la marca de calidad» de Asturias.

el Parlamento ve fundamental apostar por la manzana de la tierra

La declaración del Parlamento indica que la sidra y su cultura son «indicadores de la vitalidad» de la economía y la sociedad asturiana, de su producción agrícola y remarca la capacidad para protegerla e impulsarla.

Según los últimos datos, sólo un 1,8 millones de botellas de sidra están recogidas por la Denominación de Origen Protegida (DOP), sobre un total de 53 millones de botellas, lo que supone un 3,4 por ciento, proporción que «puede y debe mejorar».

Por ello, la Junta aboga por trabajar para incorporar al grueso de productores a la DOP y facilitar así al consumidor la máxima información y garantías de calidad posible.

Para lograrlo, además de las campañas de promoción, el Parlamento ve fundamental apostar por la manzana de la tierra, proteger las pomaradas, luchar contra las plagas y facilitar al cooperativismo, cuestiones que se resumen en «apoyar al sector sidrero» como parte integral de la cultura y economía asturiana.

A juicio de la Junta, producir sidra y manzana en Asturias es invertir «en el presente y futuro de esta tierra», por lo que respalda la solicitud para declarar la sidra de Asturias como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad reconociendo su valor gastronómico, cultural, histórico y social y fomentando medidas que extiendan su consumo y reconocimiento

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